Dirigido por Daniele Pini, este largometraje explora la revolución artística que supuso el movimiento impresionista, y lo hace a través de tesoros mostrados por primera vez en Roma, en el Palazzo Bonaparte, con motivo de una exposición excepcional en la que se dan cita obras ocultas de, entre otros artistas, Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Berthe Morisot, Camille Pisarro, Alfred Sisley, Eduard Manet o Gustave Caillebotte.

A través de una luminosa fotografía y los testimonios de artistas y estudiosos, la cinta analiza cómo veían el mundo los impresionistas, qué relación tenían con la técnica, el color, la luz y el mundo de formas y perspectivas que crearon ante los ojos del mundo.

También repasa la acogida que tuvieron sus obras, o cómo su arte, en pocos años, pasó del rechazo frontal de la crítica y el público a ser reconocido, en buena medida gracias al apoyo decidido del marchante Paul Durand-Ruel, como uno de los movimientos universalmente más admirados. Pocas veces en la historia de la pintura un movimiento artístico ha dejando una huella tan profunda e imperecedera como aquella que cultivaron, contra viento y marea, una veintena de creadores concentrados en París y su entorno.

Como señala la historiadora Pamela Todd, “la despreocupada alegría de sus lienzos, los vivos colores, brochazos fluidos y escenas luminosas evocan en nosotros un sentimiento de bienestar y cierta nostalgia de un tiempo en el que el amor y la luz, la diversión y la amistad se elevaron por encima de las molestas preocupaciones pecuniarias de la vida diaria. En su propia época, sus obras fueron recibidas con burlas. El Salón no abrazó su inmediatez, frescura e improvisación, al encontrarlos profundamente radicales o provocativamente contrarios a las clases dirigentes, y tampoco lo hizo el público, que se mofó y las rechazó al considerarlas pintarrajos de lunáticos… Hoy nos sentimos en sintonía con los impresionistas e imaginamos con cariño que simpatizaríamos con los jóvenes pintores que tan duramente trabajaron para crear un nuevo estilo artístico que daba prioridad a la luz sobre la forma y captaba lo que Charles Baudelaire, amigo de Monet, llamó la actualidad del presente”.

Pintar lo que el ojo ve o, como diría Cézanne, “lo que el ojo cree que ve”, con la pretensión de no plasmar lo que ya se sabe, es una idea surgida en el Renacimiento que cristalizó en esa manera nueva de ver naturaleza, paisajes, ambientes, cuerpos y colores que reflejaron en sus obras los artistas que, tras no pocos avatares, realizaron su primera exposición colectiva en el estudio desinteresadamente cedido por el fotógrafo Nadar en abril de 1874.

El interesantísimo documental que ahora se presenta brinda la oportunidad única de acercarnos a una serie de obras que hasta ahora se habían hurtado a los ojos del espectador. Piezas de tanto valor como las popularmente conocidas. Ese hecho hace de Joyas ocultas del impresionismo un viaje extraordinario al que nadie debe sustraerse. 

Joyas ocultas del impresionismo

Dirección y guion: Daniel Pini

Con la participación de Alain Tapié, Sergio Gaddi, Melania Mazzuco, Fabio Lovino, Giuliano Giuman y Scott Black

Fotografía: Giuseppe Chessa

Italia / 2020 / 84 minutos

Distribución: A Contracorriente