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Vista oral en Atlanta sobre el caso Odyssey

 

En mayo de 2007, la empresa estadounidense Odyssey anunció el hallazgo de un tesoro de 500.000 monedas de oro y plata en el Atlántico. Aunque la compañía bautizó el descubrimiento con el nombre de Black Swan (Cisne Negro), los funcionarios del Ministerio de Cultura sospecharon desde un principio que el pecio expoliado correspondía a la Nuestra Señora de las Mercedes, una fragata española hundida por la flota británica en 1804 frente a las costas del Algarve. A partir de ahí se inició un conflicto que todavía continúa en los juzgados estadounidenses.

En este nuevo capítulo del pleito, las partes contaron con 25 minutos para realizar sus presentaciones y contestar a las preguntas formuladas por los jueces. El abogado que representa los intereses de España y el representante del Departamento de Justicia de EE.UU., que intervinieron en nombre de los Gobiernos de España y de Estados Unidos, respectivamente, han señalado que la decisión del Tribunal de Tampa es ajustada a derecho y que debería ser ratificada por el Tribunal de Apelación. Por su parte, la empresa Odyssey y parte de los descendientes de los comerciantes propietarios de la carga del navío trataron de demostrar al Tribunal de Apelación que la decisión del Tribunal de Tampa contiene “errores claros”.

Próximos pasos

De acuerdo con el procedimiento habitual en EE.UU., la vista oral contó con la presencia de tres jueces que emitirán posteriormente su decisión por escrito. Aunque los jueces no informaron sobre la fecha en que darán a conocer su decisión, el procedimiento habitual es que se reúnan en breve después de la vista oral para intercambiar su opiniones y, una vez de acuerdo con el contenido, uno de los tres se encargará de redactar la decisión.

Cuando el Tribunal de Apelación haya emitido su decisión respecto al recurso presentado por Odyssey, si ésta es favorable a España, el caso volvería al Tribunal de Tampa para que el juez senior supervise el retorno de las monedas, aunque es de esperar que Odyssey reclame en última instancia al Tribunal Supremo, lo que aplazaría dicho regreso.

El Ministerio opina

Para el Ministerio de Cultura, la decisión de 2009 emitida por el juez de Tampa está basada en hechos históricos claramente documentados y en principios jurídicos universalmente aceptados, por lo que se confía en que la decisión del Tribunal de Apelación sea coherente con la del Tribunal de Tampa y confirme por tanto que el buque Nuestra señora de las Mercedes es patrimonio español de acuerdo con el ordenamiento jurídico internacional, así como con los ordenamientos internos e España y de EE.UU.

De hecho, la postura de España ha sido apoyada firmemente por el representante del Gobierno estadounidense al señalar que los Tribunales de Estados Unidos tienen la obligación de acatar los acuerdos internacionales, que obligan a que se respete el interés de España en la protección de los restos del barco Nuestra Señora de las Mercedes, su carga y su tripulación.

17 toneladas

El tesoro fue expoliado en mayo del 2007 en un lugar aún no identificado al sur de Portugal y al oeste de Cádiz. Cuando la compañía hizo público el hallazgo, el Gobierno español lo reclamó con el argumento de que pertenecía al cargamento de la fragata de la Real Armada Nuestra Señora de las Mercedes, hundida por una flota inglesa en esa zona el 5 de octubre de 1804 durante la Batalla del Cabo de Santa María. Pero para entonces Odyssey ya lo había trasladado a Florida a través de Gibraltar. El Gobierno español denunció ante los tribunales estadounidenses a Odyssey y reclamó la propiedad de las 500.000 monedas de oro y plata, que pesan alrededor de 17 toneladas, que transportaba el navío español.

El Gobierno español siempre ha sostenido que los restos pertenecen a un cementerio marino –en la explosión del navío fallecieron 200 marinos y sus familiares– y se encuentran protegidos por la Ley de Inmunidad de Soberanía Extranjera, un principio jurídico «absolutamente claro» en EE.UU. El Gobierno de Estados Unidos avaló en septiembre de 2009 ante el tribunal la petición española con documentación jurídica preparada por el Departamento de Justicia que incluían las posiciones del Departamento de Estado y de la Armada estadounidenses.

Tragedia de españoles

A raíz de la publicación en hoyesarte.com de esta noticia sobre la postura oficial estadounidense, José María Moncasi de Alvear, descendiente directo del almirante Diego de Alvear, comandante de la flota en la que se incluía la Mercedes, agradeció en estas páginas a Estados Unidos su apoyo a España en el caso.

La historia de Diego de Alvear y el mencionado navío se remonta a 1802. Ese año, el almirante regresaba a España tras haber servido a la Corona como Segundo Comisario de la Demarcación de Límites entre España y Portugal. La fragata partió del Callao rumbo a Cádiz transportando patrimonio de la Corona y de comerciantes españoles. Dos años más tarde, cuando la Mercedes se encontraba ya frente a las costas portuguesas, el comandante De Alvear, desde otro navío, vio cómo la fragata española explotaba tras un ataque inglés llevándose consigo a su esposa, a siete de sus ocho hijos y toda su fortuna.

 

Patrimonio de nuestra historia

En el momento de la batalla que hundió a la Mercedes, las hostilidades entre Gran Bretaña y España habían sido suspendidas por el Tratado de Amiens de 1802, por lo que nuestro país no se encontraba en guerra con Inglaterra. En respuesta a este ataque, España declaró la guerra a Gran Bretaña y entró nuevamente en las Guerras Napoleónicas que duraron otra década más. El hundimiento de la Mercedes marcó un momento clave en la historia de España y de Europa; por tanto, el Gobierno español siempre ha sostenido que el pecio y su contenido forman parte del inalienable patrimonio histórico de nuestro país.

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