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Así fue la gran fiesta del cuento breve en español

En el transcurso de la velada, una fiesta literaria y musical que contó con el inestimable apoyo del Ayuntamiento de Turre, se ofreció el testimonio de los galardonados y se leyeron los relatos ganadores. Además se presentó la antología de los cuentos finalistas y premiados de la primera edición del certamen, encabezados por el ganador, La Quitapenas [1], de Marco Luna [2], quien también participó en el acto, que fue inaugurado por Martín Morales, alcalde del municipio almeriense, y conducido por José González Núñez, secretario del jurado y miembro del equipo de nuestro diario.

Turre es el pueblo de la Axarquía almeriense en el que nació, vivió y desarrolló la mayor parte de su labor docente Francisco González Ruiz, que da nombre al galardón y en quien, en palabras de González Núñez, «se concreta el paradigma del buen maestro, el que consigue transmitir valores incluso sin siquiera mencionarlos y el primero en saber iniciar a los niños en la lectura y en la escritura, las dos caras de la literatura».

Un premio, dos objetivos

El Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz tiene dos finalidades principales. La primera es que quede memoria de todos aquellos maestros que lo son más por lo que infunden que por lo que enseñan, maestros que utilizan la literatura como una herramienta de su magisterio para ayudar amorosamente al alumno a ser lo que debe ser.

La segunda es impulsar el cuento breve a una y otra orilla del Atlántico. Porque, seguramente, es el «cuento de verdad», el que más se aproxima a los cuentos orales, a los cuentos que nos hemos venido transmitiendo de generación en generación para saber qué clase de criatura somos.

La literatura, con sus dos caras: la escritura y la lectura, surgió de los cuentistas y lo hizo, en palabras de Mario Vargas Llosa, para «dar a los seres humanos aquello que la vida real es incapaz de darles, para hacerlos vivir más vidas de las que tienen y de manera más intensa de la que viven (…), más lúcidos (…), más insumisos (…), menos aptos para ser manipulados y domesticados».

La segunda edición [3] se desarrolló durante seis meses y reunió a 1.430 autores de 39 países que presentaron un total de 1.842 relatos. América proporcionó prácticamente la mitad de los autores (48,8%) y de los relatos (50,7%), mientras que España procuró el 48,5% de los escritores y el 46,5% de los cuentos. En cuanto a su primera edición, en ella participaron 985 autores de 36 países que presentaron 1.352 relatos.

El pasado 17 de agosto, el jurado, formado por 12 personalidades del mundo de la literatura, la docencia y el ámbito editorial, concedió el primer premio al relato Minuto 93 [4], presentado bajo el seudónimo de Tictac de Carrillón, que corresponde a un autor de amplia trayectoria, Marcelo Galliano (Buenos Aires, 1971).

Minuto 93 es un relato de una extraordinaria fuerza narrativa que supone un canto a la esperanza de la vida y a la confianza en uno mismo; a lo largo de su trama se entrecruzan presente y pasado, ofreciendo un paralelismo mágico entre aquel partido de fútbol que ha perdurado vivo en la memoria del protagonista y su actividad profesional como médico en medio de la actual pandemia.

Como finalista, el jurado eligió el cuento No vayan a decir [5], presentado con el seudónimo Silvestre Paradox por Pablo Flors, un médico internista residente en Valencia que sigue la tradición de los buenos médicos-escritores españoles. Su relato trae a la memoria del lector los ecos novelísticos de Cinco horas con Mario de Delibes: un monólogo intimista y reflexivo en torno a la vida y la muerte, bajo la influencia de la mentalidad pequeño-burguesa del “qué dirán”.

Por otra parte, el jurado decidió conceder los dos accésits del premio a Urrutia [6], del autor argentino Cristian Acevedo, y Antígona [7], cuya autora, Yolanda Virseda, es profesora de Literatura en la Comunidad de Madrid. El primero de ellos es un relato que se inserta en la tradición de la mejor narrativa hispanoamericana, describiendo una relación de pareja que se ha ido endiablando con el paso del tiempo, entre el relámpago del primer día que se conocieron y el bramido de la tormenta final; el segundo es un relato construido con la “técnica matrioska” acerca del Eros y del Tánatos, que mantiene en todo momento la tensión para captar la atención del lector.

Como colofón a esta singular noche cultural, Afalkay [8] ofreció su atractiva forma de fusionar la música africana, el flamenco y el jazz. Este grupo cuenta con seis virtuosos instrumentistas -Hassan Lahajari (percusión), Jerónimo Maya (guitarra flamenca), Mohammed el Bouzidi (guembri), Houssam Haoummi (nei y kanun), Akinsola Elegbede (batería) y Pablo Hernández (saxos)- y con la voz de Blanca Paloma, clara y limpia como agua de manantial, pero con el gusto de las músicas de raíz, los olores que van desde el poema musicado a la zambra, pasando por los de la tarara, la petenera o la bulería.

¿Quién fue Francisco González Ruiz?

El nombre de Francisco González Ruiz (Turre, 1903 – 1970) sirve para nombrar a uno, y también a tantos, de los maestros que han desarrollado su vida profesional de forma silenciosa, pero apoyándose en tres sólidos pilares: la vocación, el entusiasmo y el altruismo. Durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta del pasado siglo ejerció como maestro en distintos pueblos de la provincia de Almería, Bédar, Mojácar y, sobre todo, en su pueblo.

Su labor docente, tan callada como eficaz, permitió reducir considerablemente la elevada tasa de abandonos de la escuela de la época; su magisterio fuera del horario escolar hizo posible que un buen número de niños del Levante almeriense pudiera realizar el bachillerato y acceder a estudios medios y superiores que, de otra manera, les hubieran resultado imposibles, y, quizás, lo más importante de todo: supo abrir la mente a sus alumnos para que alimentaran los yullanares de su inteligencia y dieran los mejores frutos.

En su figura se encarna, pues, el paradigma del buen maestro, aquel que, según dice el viejo refrán castellano, “ha de ser fuente de ejemplo y saber”, el que consigue transmitir valores incluso sin siquiera mencionarlos, según dejó escrito John Passmore.

De este hombre de sombra algarrobada, fresca y ancha puede decirse lo que Santiago Ramón y Cajal afirmaba de su progenitor y de lo que Sócrates blasonaba de sí mismo: que era “excelente comadrón de inteligencias”. Y es que siempre buscó sugerir, más que instruir; abrir el apetito de aprender más que atragantar de enseñanza; ofrecer la levadura con la que hacer el propio pan, más que dar un pan cocido por otros.

En este sentido, Francisco González Ruiz se inserta en la tradición de los buenos maestros de la Axarquía almeriense iniciada con el gramático mojaquero Ibn-al-Fajjar, quien hace ya más de seis siglos enseñaba a sus alumnos a “con-jugar” y les instruía en el saber mediante el planteamiento de dudas, no alimentando convicciones.

Nuestro jurado

Los relatos premiados siguen el principio unamuniano de hablar a la cabeza, el órgano de la inteligencia y la imaginación; al corazón, el órgano del sentir, de la cordialidad y la cardialidad, y al estómago, el órgano de la voluntad. Incluso la mayoría de ellos, si no todos, ponen a trabajar los tres órganos a la vez.

Esta ha sido la nómina de nuestro jurado:

– María Luisa Alarcón*. Filóloga. Profesora, coordinadora académica y jefa de Estudios en los centros del Instituto Cervantes de Londres, Casablanca y Berlín. Experta en pragmática lingüística.

– Francisco Baraza Martínez*. Profesor de EGB y Pedagogo. Director del CEIP Bartolomé Flores (Mojácar, Almería).

José Miguel Colldefors Martínez [9]*. Abogado. Coordinador del Ciclo de literatura Con otra mirada. Literatura y enfermedad (Fundación Ciencias de la Salud). Colaborador literario de hoyesarte.com

Juan Manuel Gil [10]. Profesor de Literatura, novelista y poeta. Ganador de, entre otros premios literarios, el Andalucía Joven de Poesía, Argaria y Premio Biblioteca Breve 2021.

José González Núñez [11]*. Doctor en Farmacia. Editor especializado en ciencias y humanidades, literatura de viajes y microrrelatos. Colaborador de hoyesarte.com.

Ana Ola González Orero [12]*. Licenciada en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura. Máster en Estudios Hispánicos (Tulane University, New Orleans). Profesora de Enseñanza Secundaria.

Javier López Iglesias [13]*. Periodista y escritor. Director adjunto de hoyesarte.com.

Marco Luna [2]. Médico y escritor. Ganador de la primera edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz.

– Mª Carmen Morales Carmona*. Filóloga. Profesora de Literatura y exdirectora del IES El Palmeral (Vera, Almería). Actriz y directora escénica.

– Fernando Rodríguez Lafuente. Profesor y crítico literario. Exdirector del Instituto Cervantes y exdirector General del Libro. Secretario de Redacción de Revista de Occidente.

– José Siles Artés. Doctor en Filología Inglesa. Catedrático de Lengua Inglesa (Instituto y Escuela Normal del Magisterio), escritor y traductor.

– Pedro Felipe Sánchez Granados. Catedrático de Literatura y exdirector del IES José Ibáñez Martín (Lorca, Murcia). Escritor y colaborador del periódico La Verdad.

Los miembros del jurado señalados con (*) también han formado parte del Comité de Lectura.

¿Quiere saber más sobre el Premio? [14]

¿Quiere conocer sus bases? [15]