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Las películas clave del año

Esta selección de las estrenadas a lo largo de 2013 no es producto del capricho, sino de una atención intensa y continuada a lo que las pantallas nos ofrecen. Las hay para todos los gustos aunque es inevitable que, dependiendo de las preferencias de cada cual, puedan echarse determinados títulos en falta. Dicho ésto, nos atrevemos a afirmar que nuestras elegidas están marcadas por la calidad. Por eso las hacemos nuestras y, desde hoyesarte.com, las recomendamos.

Amor

Amor [1] es, sin duda, una de las grandes en las carteleras de los últimos tiempos. Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes -la segunda que obtiene el director austriaco tras la que recibió en 2009 por La cinta blanca– la cámara de Haneke nos introduce en la intimidad de un hogar de clase media-alta en el que, rodeados de libros, discos, obras de arte y recuerdos, vive una pareja de octogenarios.

El magistral despliegue interpretativo de Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, los protagonistas, es uno de los distintivos de esta propuesta, en la que, entre música y lecturas, discurre para ellos plácida la vida hasta que, con la enfermedad degenerativa de ella, emerge la sombra de la muerte.

Las cosas cambian y en ese cambio se recrea una historia llena de sutileza y entrega, de frustración, reto, verdad y dolor, superación y abatimiento, y respeto, y condolencia y renuncia y amor, claro, amor; sublime amor. 

Antes del anochecer

Antes del anochecer [2] de Richard Linklater cierra la trilogía iniciada con Antes del amanecer, a la que siguió Antes del atardecer. Sus protagonistas, -convincentes Ethan Hawke y Julie Delpy, especialmente Hawke- han ido creciendo con nosotros. Nos han ido mostrando que aunque la experiencia de cada persona es única e irrepetible, no hay tantas vidas diferentes.

Una serie de patrones -ahí el mensaje esencial- gravitan sobre nuestro estar en este mundo y muchas de las aventuras existenciales en pareja, en cualquier pareja, discurren por derroteros similares a los que se transmiten en la trilogía: el amor y la vida de dos en común experimenta, con el tiempo, un inevitable desgaste, aunque no todo siempre esté irremisiblemente perdido.

Antes del anochecer deja puertas abiertas. Asistimos a una crisis que no parece ser la última. Entre reproches y heridas habita un punto de esperanza. Queda en el aire la respuesta a la pregunta que, en el fondo, los protagonistas se plantean: ¿Continuar supone resignarse?

La mejor oferta

Un experto en arte con pánico al contacto con cualquier ser humano, introvertido, excéntrico y uno de los mejores en su trabajo. Es Virgil Oldman (Geofrey Rush), protagonista de La mejor oferta [3], la película de Giuseppe Tornatore que ha logrado seis premios David de Donatello (el equivalente a los Goya en Italia).

El director de Cinema Paradiso se aleja un tanto del camino marcado durante toda su carrera rodando en inglés un drama romántico cargado de suspense e intriga. Ennio Morricone, una autoridad en cuanto a bandas sonoras de cine se refiere, vuelve a colaborar con Tornatore en esta película, y ya van diez.

Renoir

La belleza está por encima del dolor porque “el dolor pasa, la belleza permanece”. Esa decisiva declaración de principios del pintor Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) concreta el mensaje esencial de Renoir [4], la película en la que Gilles Bourdos recrea los años últimos del genio precursor del impresionismo y su compleja relación con otro genio, su hijo, el cineasta Jean Renoir (1894-1979).

Plástica y colorista desde su plano inicial, la película quiere ser un gran friso en el que se van integrando, una tras otra, escenas-cuadro. Pero no cualquier cuadro, sino aquellos que respiran la atmósfera de las telas impresionistas. Lo consigue. Ver Renoir es, en buena medida, asistir a una exposición del artista que da nombre a la propuesta.

The Act of Killing

Brutal. Dirigido por Joshua Oppenheimer, The Act of Killing [5] es un documental-pesadilla, un viaje a los recuerdos y las fantasías de unos asesinos impenitentes y del banal régimen de corrupción e impunidad en el que habitan.

Cuando en 1965 el Gobierno de Indonesia fue derrocado por un golpe militar, entre 500.000 y un millón de personas, acusadas de izquierdistas, fueron asesinadas en menos de un año. El protagonista de esta cinta y sus amigos fueron promocionados a jefes de esos despiadados escuadrones de la muerte. En The Act of Killing, los asesinos acceden a contar su visión de las matanzas.

La caza

El drama de los abusos sexuales gravita sobre La caza [6], del director danés Thomas Vinterberg, en la que destaca la soberbia actuación de Mads Mikkelsen, que la valió el premio al mejor actor en Cannes.

Tras un divorcio difícil, Lucas, de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y se dispone a reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo va mal. Un detalle. Un comentario inocente. Una mentira fortuita. Y mientras la nieve comienza a caer y las luces de Navidad se iluminan, la mentira se extiende como un virus invisible. El estupor y la desconfianza se propagan y la pequeña comunidad se sumerge en la historia colectiva, obligando a Lucas a luchar por salvar su vida y su dignidad.

Dura, compleja… magnífica.

La piedra de la paciencia

La piedra de la paciencia [7]. La adaptación cinematográfica de la novela homónima del afgano Atiq Rahimi (Kabul, 1962), no desmerece de aquel impactante texto que recibiera en 2008 en Francia el premio literario Goncourt. Llegó a las pantallas, dirigida por el propio novelista, esta historia de entrega, frustración y reivindicaciones. Este descarnado grito contra la sinrazón de las guerras, el fanatismo y la opresión a las mujeres en cualquier parte del mundo.

Localizada en alguna parte de Afganistán o “en algún otro lugar desgarrado por la guerra”, la novela, ahora también película en cuyo guion Rahimi ha contado con la colaboración de Jean Claude-Carrière (uno de guionistas favoritos de Buñuel, con el que trabajó, entre otras, en Belle de Jour y El discreto encanto de la burguesía) nos muestra a un hombre inerte con una bala alojada en el cuello, tendido en el suelo sobre una colchoneta. Esa es la piedra a la que una mujer joven y atractiva, su mujer, habla sin saber si es escuchada, mientras en las calles pasan los carros de combate y se suceden los disparos

Poética dentro de lo desolador del escenario, La piedra de la paciencia es una sólida película. Creíble y sin artificios, cada imagen huye del panfleto a pesar de tener un claro afán de denuncia. Lo logra con creces.

Gravity

Cuando Gravity [8] enciende motores nos instala ya desde el primer fotograma en la sublime poética del universo. El mexicano Alfonso Cuarón ha filmado 15 primeros minutos que perdurarán, el tiempo lo dirá, en la historia del mejor cine-espectáculo.

La película comienza de una forma deslumbrante en el silencioso abismo que cubre la atmósfera de nuestro planeta, donde orbita la lanzadera Shuttle Explorer.

El espectador entra en Gravity envuelto en el ya lejano eco de la joya de Kubrick, 2001 una odisea del espacio (1968), y abandona la sala, ya libre de escafandras, sintiendo que ha visto nuestro pequeño planeta desde otra, apabullante, perspectiva.

Caníbal

Este Caníbal [9] se las trae. El cineasta Manuel Martín Cuenca le pone cara de sastre a un personaje protagonista (Antonio de la Torre) que, como el conjunto de esta desasosegante película, va, en un calibrado ejercicio de guion, de menos a más.

En el amplio muestrario de aberraciones que el ser humano es capaz de concebir y llevar a cabo, el canibalismo ocupa una de las cumbres. ¿Por qué te comes a otro como tú? Flota en la atmósfera de Caníbal esta pregunta que a medida que pasan los fotogramas se va abriendo a respuestas diversas e incluso contradictorias.

Buen, muy buen cine español.

Blue Jasmine

Blue Jasmine [10], la última y esperada entrega de Woody Allen, no es lo que parece. Hay mucha carga de profundidad en esta comedia con ribetes trágicos o acaso mejor drama salpicado de comedia que, visto lo visto, no sabe bien el espectador a qué carta quedarse. Cate Blanchet, su protagonista, dibuja el mejor papel de su carrera y el director firma uno de sus trabajos más sólidos en años.

Las imágenes nos sitúan frente a Jasmine (Cate Blanchett), representante clásica de la parte rica de Nueva York (dinero a espuertas, superficialidad y glamour) que ve como su vida se rompe y huye hacia no se sabe donde, pero lejos de su existencia, todo lo que hasta ese momento atesoraba.

Tras su ruptura, y ahí comienza lo que la película nos cuenta, del mafiosillo y riquísimo empresario Hal (Alec Baldwin), se esfuman dinero y poder…

12 años de esclavitud

12 años de esclavitud [11]. Cine en carne viva. Por fondo y forma, por el tema y por quien nos lo planta delante de los ojos, no podía ser de otra manera. Las escenas fuertes, los planos largos y los explícitos silencios han marcado hasta ahora la obra del escultor y cineasta británico Steve McQueen (Hunger, Shame). No es una excepción esta durísima reflexión sobre el infierno esclavista basada en hechos y personajes reales.

Cuantas heridas sin cicatrizar. Cuantas cicatrices sin cerrar en la historia de la esclavitud. Cuantas en la deshumanizada epopeya de seres humanos que son y se sienten dueños de otros.

En esta brutal ocasión, el propietario (uno de los propietarios) es el terrateniente Edwyn Epps (Michael Fassbender) y el poseído (uno de los poseídos), Solomon Northub (Chiwetel Ejiofor), un hombre negro libre que en los años 40 del siglo XIX fue secuestrado y vendido como esclavo.

En ese punto arranca el meollo de los 12 años de tragedia que hubo de vivir quien, sin posibilidad de acreditar su identidad ni su cualidad de individuo libre, vivirá la continuada tortura a la que le somete su “amo”. La película bebe directamente de los sucesos y los escenarios que Solomon Northub, que se convertiría hasta su muerte en un beligerante abolicionista, relata en la autobiografía que publicó en 1853.

Camille Claudel 1915

Camille Claudel 1915 [12]. Enloquecer por amor. La película de Bruno Dumont ilustra otro ejemplo más de este desvarío tantas veces descrito en la historia. En una interpretación muy comprometida, Juliette Binoche presta cara y cuerpo a la protagonista. De su mano nos adentramos en el manicomio en el que murió Camille y en tres días críticos de su tortuosa vida. Una existencia marcada por su pasional relación con su maestro, el escultor Auguste Rodin

Amores y desamores en el origen de la pérdida de la razón. El desengaño que desquicia. El amor como verdugo. La historia de la escultora Camille Claudel, hermana de Paul, el poeta, apunta, de la mano del cineasta Bruno Dumont, en esa dirección.

La gran belleza

La gran belleza [13], de Paolo Sorrentino, respira Roma en cada uno de sus fotogramas. Roma por, para y en el centro del objetivo. Su desmesura evoca a Fellini, también la melancólica visión en la que nobles, decadentes y arribistas, políticos y criminales, periodistas, actores, artistas, religiosos e intelectuales envejecen en un escenario de monumentos, villas y palacios fastuosos.

Continuada sucesión de soberbias viñetas-postales por las que se pasea, como protagonista, Jep Gambardella (Toni Servillo), periodista, voyeur y escritor en torno al que la película crece hasta convertirse en una de las propuestas más brillantes del año.