La partitura, llena de virtuosismo vocal, supone asistir a un arco iris de emociones que Donizetti no reparó en manifestar. Así, en el momento en que compuso el título el músico atravesaba un período de profundo dolor tras haber perdido a sus padres, a su esposa y a sus tres hijos y no es de extrañar que él mismo no dudara en calificarla como «la ópera de las emociones».

Donizetti se sirve de la corte de los Tudor y del libreto de Salvatore Cammarano para crear un apasionante perfil psicológico de la reina y de su joven amante, el conde de Essex, Roberto Devereux, enamorado en realidad de Sara, la duquesa de Nottingham.

Una ópera singular

Para el director general del Teatro Real, José Ignacio García-Belenguer, el estreno de Roberto Devereux tiene un doble significado. En primer lugar es la ópera encargada de abrir una temporada que se estrena con muchas ganas e íntegramente ideada por Joan Matabosch. Y, en segundo, porque es el primer título que se presenta dentro del contexto del bicentenario del Teatro. El director confirma, además, la presencia de los Reyes en el estreno.

Para Joan Matabosch, director artístico del Real, Roberto Devereux es una de las óperas más importantes de Donizetti, un compositor muy prolífico. «Compuso muchísimo, pero éste es uno de sus productos más singulares. Fue un hombre inspirador y práctico. En esta obra hizo algo diferente. Es concentrada, más concisa, sin números de transición y una de sus óperas más cortas. Las líneas del canto, por su parte, están ya cerca de las líneas verdianas y, de hecho, tuvo mucha influencia en Verdi».

Para él, además, este título está ligado a grandes cantantes. «Es dificilísima de cantar y ha estado unida a nombres como el de Montserrat Caballé, Leyla Gencer o la gran Mariella Devia. Es un honor que pueda interpretar este papel en esta casa».

En defensa del belcanto

El maestro Bruno Campanella deja entrever mucho sobre los matices de esta ópera. Según la leyenda, Donizetti estuvo obsesionado con un momento histórico: la protagonista, Isabel I de Inglaterra, fue obligada por Enrique VIII a ver la ejecución de su madre, Ana Bolena. Así, para el mestro italiano esto es algo que musicalmente está presente desde los inicios, y que previene de la muerte de Roberto Devereux, que también es decapitado, esta vez con una espada. Por otro lado, el director revela con ironía que no entiende como Roberto Devereux se enamora de «una señora desdentada y mucho mayor que él». Precisamente es ésta una de las claves del título.

En términos musicales, el maestro insiste en la gran cantidad de metales que usaba Donizetti. «En aquella época, el sonido de las trompas o las trompetas, por ejemplo, era un sonido natural. Más tarde, con Wagner, este sonido evoluciona y se hace más fuerte y por eso ahora hay que moderar su función. Siempre hay que tener en cuenta la realidad de los cantantes frente al sonido de la orquesta. Wagner inventó aquella idea del ‘golfo místico’. Yo, por mi parte, defiendo siempre el belcanto. Es una interpretación inteligente y hay que entenderla en su sentido original como algo que no arruina las voces. Así, la orquesta debe sonar dos grados por debajo de los cantantes», explica.

Atmósfera oscura

El sudafricano Alessandro Talevi, encargado de la puesta en escena, recuerda que el libreto es una interpretación muy libre de los hechos históricos, en primer lugar porque Isabel I no abdicó. «Desde los hechos reales hasta el libreto hay realmente toda una genealogía. Esta ópera tiene una historia que refleja una realidad oscura, expresionista. Donizetti atravesaba una crisis personal y además luchó toda su vida contra la enfermedad mental. Era consciente de esos episodios y eso se refleja en otras de sus obras».

Así reconoce que para esta producción ha querido ser fiel a la atmósfera y personajes del compositor y que por eso hay mucha presencia de situaciones de miedo y ansiedad. La pesadez de la muerte se palpa también desde el principio.

Sobre el porqué de esta relación planteada por Campanella, Talevi explica que Roberto es un «hombre atractivo, carismático, el favorito de la reina». «Entre los cortesanos había también el deseo de serlo porque eso significaba tener ciertos privilegios. Ella, por su parte, se siente rejuvenecer al tener su presencia cerca y así lo recuerda Donizetti en diferentes momentos de la partitura. Como decía, Roberto la hace volver a sentirse joven y es cuando él no le da lo que ella le pide donde empieza la tragedia».

Grandes intérpretes

La soprano Mariella Devia es la reina Elisabetta. Reconocida por sus interpretaciones del repertorio belcantista, mozartiano y verdiano, lleva cantando a Donizetti toda una vida. «Es obvio que es difícil, pero tal es la satisfacción que me da que me llena», confiesa. Dice tener la suerte de que su voz se adapta a esos personajes y para ella «de lo que se trata, sobre todo, es de la expresión de los sentimientos. La música está al servicio de los sentimientos y no existe un virtuosismo gratuito», añade.

El tenor estadounidense Gregory Kunde, por su parte, afirma que en este punto de su carrera Donizetti es una medicina para él. Después de haber estado interpretando a otros compositores, volver al belcanto es una alegría. «Es la base de mi carrera, me ha ayudado a que mi voz se expandiera y ahora es mucho más rica que hace 15 años. Es como volver a casa, volver a mi hogar. El belcanto ha supuesto mucho para mí».

El tenor, más allá de hablar de la ópera, ha querido hacer un alegato del género. «En alguna entrevista me han preguntado si está muerta la ópera. Y no, no lo está. Está vivita y coleando. Roberto Devereux es uno de las óperas reinas de Donizetti. Permítanme un deseo. Traigan a verla a alguien que nunca haya estado. Traigan a alguien joven. Eso me pasó a mí cuando tenía 19 años. Literalmente fui arrastrado a una ópera y los primeros 30 segundos me atravesaron. Se lo ruego, se lo imploro. Traigan a la ópera a alguien que nunca haya estado antes».

La mezzosoprano Silvia Tro Santafé le toma el pie. «Además, no hay que descuidar ni olvidar el poder erótico de la voz, los sentimientos que emana y produce la voz». La española interpreta a Sara, una «mujer atormentada por sus circunstancias». Ella ama a Roberto, pero Roberto, en cambio, está fuera. «Donizetti lo refleja muy bien en su partitura. Emociones expresadas buscando siempre la belleza».

  • Coincidiendo con las funciones de Roberto Debereux, el Teatro Real ofrecerá una serie de actividades paralelas que permitirán acercarse a la ópera de Donizetti.