«Para los poetas y dramaturgos, en vez de homenajes yo organizaría ataques y desafíos en los cuales se nos dijera gallardamente y con verdadera saña: ¿a que no te atreves a hacer esto?», escribe Federico García Lorca en su Charla sobre teatro. Esta pregunta acompañó a Pablo Messiez desde que se decidió a montar su propia versión de Bodas de sangre. ¿Qué sentido tenía hacer otra versión de un texto tan reverenciado? ¿Cómo hacer un Lorca en presente?

Así, Messiez inicia su montaje con un prólogo de la Comedia sin título que dejó inacabada Lorca en el que enfrenta ficción y realidad en el teatro, y salpica la obra con otros textos lorquianos como el poema Cielo vivo de Poeta en Nueva York y el Pequeño vals vienés con la música con que lo adaptó Leonard Cohen, entre otros textos.

«Poniendo el foco en algunas zonas, disimulando o apropiándose de otras se ha ido construyendo una idea acerca de ‘lo lorquiano’ que funciona como interferencia a la hora de pensar a Lorca», dice Messiez a propósito de su montaje.

Ambientada en un pueblo cualquiera de nuestros días, la ambientación, que huye de la escenografía a la que el público está acostumbrado a la hora de afrontar esta obra, dialoga con el presente con su propia lógica poética.

El montaje no pretende ser una reconstrucción histórica acerca de los modos de representación de la década de los 30, cuando fue concebida. En su lugar, pone el foco en los temas que resuenan hoy en día, difuminando los que el paso del tiempo ha convertido en más accesorios y podrían dejar fuera al público más joven.

Guadalupe Álvarez Luchía, Pilar Bergés, Francesco Carril, Juan Ceacero, Fernando Delgado-Hierro, Claudia Faci, Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Carmen León, Gloria Muñoz, Julián Ortega y Estefanía de los Santos componen el reparto de este montaje en el que, en palabras de Messiez, «el cuerpo más animal, el instinto, el deseo, aquello que no se puede explicar y que pertenece al mundo de las sensaciones, entra en conflicto con la normativa cultural y los aspectos morales y las cosas que uno entiende que están bien o están mal».