En Montjuïc, en el contexto histórico de la dictadura de Primo de Rivera y en el marco de la Exposición Internacional de 1929, se decidió la construir un Pueblo Español (Poble Espanyol), que se convirtió en una síntesis de la arquitectura y del trabajo artesanal de España. Tenía que ser derribado al finalizar el acontecimiento, pero finalmente se decidió conservarlo, dado el impacto que tuvo y de las múltiples voces que se alzaron en contra de su destrucción.