Nació en 1863, orientado hacia la pequeña burguesía y las clases populares. En 1981 se convirtió en el Centro Dramático de la Generalitat, cumpliendo el papel de Teatro Nacional hasta la creación del Teatro Nacional de Cataluña. Es en 1999 cuando el Romea empieza su nueva etapa, desde entonces, se ha convertido en un espacio de actualidad artística, que se arriesga con propuestas innovadoras. Trasgresión, provocación, reflexión y entretenimiento son la marca de este centro de producción, generador de debate cultural contemporáneo.