Tanto para reconocer su trabajo como para ofrecer un sitio donde consultarlo nace www.lavozdelaimagen.com, una página que incluye el material producido por el cineasta José Luis López Linares y el fotohistoriador Publio López Mondéjar que cubre la carencia documental que había sobre la labor de nuestros fotógrafos, entre ellos Rafael Sanz Lobato, Ricard Terré, Toni Catany, Oriol Maspons, Colita, César Lucas, Enrique Meneses, Gonzalo Juanes, Ana Muller, Manuel Outumuro, Manuel Barriopedro, Miquel Galmes, Gabriel Carvajal, Pepe Font de Mora, Ramón Masats, Piedad Isla, Eugeni Forcano, Alberto Schommer, Leopoldo Pomés o Virxilio Vieitez.

Reunirlos a todos

La lista de grandes maestros de nuestra fotografía no acaba ahí. Por eso el objetivo es conseguir reunirlos a todos. Para su próxima incorporación a la web ya están editándose las entrevistas con Rafael Sanz Lobato, Ricard  Terré, Toni Catany, Oriol Maspons, Colita y Gonzalo Juanes.

Algunos de estos artistas empezaron a hacer fotografías sin imaginar la repercusión social que años después tendrían sus trabajos:

  • Piedad Isla ofrece sus vivencias como mujer fotógrafa que en los años cincuenta se subió a una Vespa para retratar la vida de los habitantes de la montaña palentina.
  • Ramón Masats, uno de los grandes cronistas del costumbrismo de posguerra, trabajó para las revistas más relevantes de la época y forma parte de un elenco de fotógrafos que renovaron el lenguaje del reportaje fotográfico en los años 50.
  • Alberto Schommer, con un trabajo muy distinto, hizo posar a toda la clase política de la transición, obteniendo un gran reconocimiento a través de sus retratos psicológicos.
  • Leopoldo Pomés desarrolló buena parte de su labor en trabajos publicitarios, aunque también son un referente sus imágenes de la España de Franco.
  • Eugeni Forcano es un fotógrafo con un amplísimo registro que abarca desde el reportaje al mundo de la moda, y cuyo trabajo ha sido recientemente galardonado con el Premio Nacional de Fotografía 2013.
  • Virxilio Vieitez recorrió los pueblos de Pontevedra fotografiando escenas cotidianas del mundo rural. Sus fotos permanecieron durante años en un cajón familiar, y no fue hasta finales de los años 90 cuando su hija descubrió su valor documental propiciando su redescubrimiento.