Cuenta con varios premios y reconocimientos, como el conseguido con Fuerza por la Paz, obra con la que acaba de obtener una mención en los Premios Ejército 2018. Muy influenciada por el medio, lo cotidiano se refleja en su obra, sea como crítica o bien desde la observación más pura. «La creación no sólo es disfrute, también comporta sufrimiento», afirma quien sostiene que «la imperfección forma parte del arte y lo humaniza».

¿Cómo y cuándo fragua su vocación artística?

Aprendí a pintar desde muy niña con mi madre, que es profesora de pintura. Allí nació una vocación que me llevó a la Facultad de Bellas Artes de São Paulo en donde comprendí que mi camino estaba en el arte contemporáneo y la experimentación con materiales diversos. Aunque mi obra está fundamentalmente relacionada con la pintura también he trabajado la escultura. Pese a las dificultades que sufre todo artista que se precie, no puedo quejarme. A través de premios y concursos fui recavando atención y he podido exponer a menudo en Brasil y en España.

¿Cómo se define como artista?

Mi trabajo va de lo figurativo a lo abstracto. Voy de una forma de expresión plástica a otra en función del momento y de lo que me apetece ante cada nuevo reto. También trabajo por encargo, por lo que tengo en cuenta la orientación de los decoradores y de los arquitectos. Pero fundamentalmente me muevo movida por el sentimiento. Acaso tiendo más hacia lo figurativo, que luego resuelvo con trazos y manchas.

¿Y el color?

En mi trabajo tiendo al monocolor, al color único. No suelo mezclar muchos colores en una misma obra aunque es evidente que también tengo obras coloristas.

¿Qué temas son recurrentes en su obra?

Me interesa reflejar las sensaciones humanas. Para ello me sirvo del retrato o de escenas que protagoniza la figura humana. Intento captar su actitud. Tengo también obra urbana y ahora me interesa mucho el movimiento y la expresión.

Cuando llegué de Brasil venía de hacer una serie muy amplia sobre animales de la Amazonia y al llegar pensé que seguiría en esa línea, pero reflejando la fauna española, pero aquí la luz es distinta, el clima es diferente y aparqué aquella idea para centrarme en el trabajo con la materia. Por ejemplo, he hecho obras con cartones de leche pintando sobre su lado plateado. Actualmente me interesa trabajar con los colores de la materia.

Trabajar en dos mundos tan distintos como Brasil y España me hace ir de unas ideas a otras, de una forma de expresarme a otra y eso creo que es enriquecedor tanto para mí, como artista, como para el conjunto de mi obra. Suelo realizar la obra y después teorizar sobre ella. En este sentido hay una palabra que me interesa y es fragmentación.

¿Podría explicar ese concepto en su arte?

Hablo de la fragmentación de la figura. El movimiento me interesa por su plasticidad y para mí cobra especial interés reflejar la figura fragmentada. Últimamente utilizo pintura al óleo mezclada con cera de abeja. La plasticidad de ese material me permite trabajar la figura y la fragmentación de un modo muy particular.

¿Cuál es su objetivo frente al espectador que visita sus obras?

Espero y aspiro a que sienta algo. Me gustaría que ese sentimiento coincidiese con el mío cuando la realizo. Que transmita algo, aunque soy consciente de que cada cual tiene su momento, su estado de ánimo… y eso le hace ver la obra de una forma diferente.

¿En qué está trabajando en este momento?

Estoy intentado dividir todavía más la figura. Llevar la fragmentación al límite a través de la pintura. Recortar la figura a través de simples trazos y pinceladas.

¿Qué artistas le han influido?

Cuando estaba en la universidad me impresionaba muy especialmente la obra de Dalí. Mi primera serie de entonces estaba claramente inspirada en él. En la actualidad me sigue impresionando Monet. Esa forma de jugar con el impresionismo y otro modo de abstracción. Otros artistas que admiro son Antonio López y Sorolla, con los que siento que estoy en sintonía en lo que intento hacer con la figura.

Finalmente, ¿con qué siente Cristina Pollesel compensado su esfuerzo como artista?

El proceso que me ha llevado a la fragmentación me supuso un gran sufrimiento. Pero ahora sé cómo afrontar esos períodos y estar en paz. Ya no sufro al no conseguir desarrollar o reflejar lo que artísticamente me propongo.

Me siento reconfortada cuando veo que alguien percibe aquello que yo me he propuesto plasmar. Hoy sé que la imperfección forma parte del arte y siento que lo que hago tiene un punto de calidad que me satisface. Simplemente eso.

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