Esta nueva sala se convierte en el corazón del programa expositivo del Centro, ya que contribuye a entender las relaciones intergeneracionales —estéticas, éticas, formales— que han llevado al arte actual y que siguen construyendo lo que está por venir.

María José Salazar, comisaria de la muestra y miembro de la Comisión Asesora de Arte de la Fundación Botín, destaca que, aunque las obras muestran grandes diferencias entre sí, establecen su unidad en un espléndido diálogo, donde los contrastes de tonos, texturas y estilos transmiten emociones. Salazar, que ya trabajó con Jaime Botín en la exposición Retratos: esencia y expresión en 2018, considera que de esta forma emerge una serena unidad, pese a que pertenecen a dos momentos relevantes y distintos de la historia del arte: el tiempo de las vanguardias y el arte de la posguerra.

La selección incluye a artistas españoles como María Blanchard, Pancho Cossío, Juan Gris, José Gutiérrez Solana, Manolo Millares, Joan Miró, Isidre Nonell, Pablo Palazuelo, Joaquín Sorolla, Antoni Tàpies y Daniel Vázquez Díaz. Sus obras dialogan con otras de figuras internacionales como Francis Bacon, Henri Matisse y Mark Rothko, representando movimientos como el cubismo, el informalismo, el fovismo, el expresionismo y la abstracción geométrica.

La exposición ofrece un recorrido por la diversidad estilística y conceptual del arte moderno y contemporáneo. Por ejemplo, la obra Self Portrait with Injured Eye (1972), de Bacon, refleja su lucha interna y dolor personal, mientras que Blanchard destaca por su cubismo colorista y estructurado. Gris reformuló el cubismo con el uso del papier collé, y Cossío aporta una figuración lírica y atmosférica. Por su parte, Gutiérrez Solana ofrece una visión crítica y sombría de la sociedad española, y Matisse representa el fovismo con un uso subjetivo del color.

Millares utiliza la materia para expresar dolor y memoria, mientras que Miró despliega un lenguaje plástico onírico y poético. Nonell aporta una sensibilidad hacia lo marginal, y Palazuelo representa la abstracción geométrica con un enfoque místico y matemático. Rothko, con su expresionismo abstracto, transmite una visión espiritual a través del color. Sorolla destaca por su maestría en la luz y el realismo, mientras que Tàpies explora la fragilidad humana mediante la textura, y Vázquez Díaz sintetiza tradición e innovación con una sobria modernidad.

Figura clave

Las obras que componen esta sala, verdadero testigo del compromiso filantrópico de Jaime Botín —miembro de la Junta Rectora de la Fundación Botín desde su creación en 1965 y vicepresidente de su Patronato desde que este se constituyera en 1996—, son un valioso testimonio de las múltiples formas en que el arte ha buscado a lo largo del siglo XX comprender, cuestionar y transformar el mundo.