1976: Chile bajo vigilancia

Carmen, mujer elegante y culta casada con un médico bien instalado en la sociedad de Santiago, se dirige a la costa para supervisar los trabajos de renovación de su chalet de la playa. Su marido, sus hijos y sus nietos van y vienen durante las vacaciones de invierno. Cuando el párroco del lugar y amigo de la familia le pide que se haga cargo de un joven herido y perseguido al que acoge en secreto, Carmen se implica en la tarea y se adentra en peligrosos territorios inexplorados, muy lejos de la vida tranquila a la que hasta entonces estaba habituada.

«Siendo adolescente empecé a preguntarme sobre mi abuela materna, a quien nunca conocí», comenta Martelli al referirse al origen del personaje principal de su película. «Había un halo de misterio a su alrededor. En casa teníamos una serie de objetos hechos por ella: cerámica, pinturas, dibujos y la escultura de una mujer que estaba en la sala de estar, lo que aumentó mi curiosidad hacia ella. Hablando con mi niñera Idolia (que debo decir que es una verdadera institución en casa, como en muchas familias de clase media-alta en Chile) descubrí que mi abuela se había suicidado. Mi madre y algunos otros miembros de la familia lo explicaron como el resultado de una fuerte depresión, pero para mí la sensación de misterio que había estado sintiendo todo el tiempo no tenía que ver con el suicidio en sí, sino con la curiosidad sobre esta ama de casa que nunca se conformaría con ser simple y únicamente una ama de casa. Esto dibujaba el contorno de un personaje que antes o después quería tratar».

Manuela Martelli ha participado en más de quince películas como actriz. 1976 es su debut tras la cámara en un largometraje. Un filme protagonizado con convicción por Aline Küppenheim, a la que acompañan en el reparto Nicolás Sepúlveda, Hugo Medina y Alejandro Goic.

Esta película se presentó en la Quincena de Realizadores de la pasada edición del Festival de Cannes y consiguió el premio a mejor dirección novel y ópera prima en el Festival de Londres y en el de Jerusalén. Martelli logró también el premio a la mejor dirección en el Festival de Atenas. Además, 1976 es candidata a la mejor película iberoamericana en los próximos Goya.

Interesante y contenida, 1976 se inscribe en la serie de películas que pasan revista, sin complejos ni demagogia, a la reciente historia de Chile.