A través de un guion firmado por Carlos Franco, bien contado y medido,  la cinta mezcla aventura y suspense para centrarse en las dos figuras clave de aquella selección: Manel Estiarte y Pedro García Aguado. Dos columnas fundamentales de aquel grupo. Dos jóvenes de visiones y caracteres contrapuestos que el destino dispuso que estuvieran abocados a entenderse. Estiarte, capitán de la selección durante más de dos décadas, representaba el orden y la contención. Mucho más anárquico García Aguado, que el tiempo convertiría en un popular presentador televisivo, flirteaba con la cocaína y concebía hasta entonces el deporte como un elemento más de una vida en la que no imperaba la disciplina.

Así las cosas y a pocos meses de las olimpiadas, la selección española de waterpolo tiene todos los números para pasar sin pena ni gloria. No están preparados y necesitan un golpe de efecto si no quieren hacer el ridículo jugando en su propia casa. Ese cambio de rumbo llega con la figura de un nuevo entrenador, el croata Dragan Matutinovic, un personaje peculiar con bien labrada fama de duro y técnicas de trabajo más que cuestionables.

A esas dificultades se añade la ya comentada diferente y radical perspectiva sobre el deporte y la vida de los dos pilares del equipo. Pero lo que parecía insalvable va tomando mejores derroteros y gracias a un esfuerzo sobrehumano, al durísimo trabajo del grupo en su retiro en Andorra y al apoyo de todo un país, aquellos jóvenes demostrarán al mundo entero -al lograr una plata tras un partido límite frente a Italia que requirió de dos prórrogas- que podían llegar mucho más allá de lo que la lógica apuntaba.

A destacar que los intérpretes de 42 segundos tuvieron que someterse también a fuertes entrenamientos a lo largo de cinco meses pues son ellos mismos, no especialistas, quienes reviven las escenas en el agua y lo hacen como auténticos deportistas. “Nuestros juegos olímpicos eran el rodaje de la película. Teníamos una presión muy fuerte porque sabíamos que si no jugábamos de un modo creíble la gente no se iba a creer la película”, señala Jaime Lorente, que da vida a García Aguado.  

Él y Álvaro Cervantes, que encarna a Estiarte, dan veracidad y emoción a la compleja relación entre las figuras a las que representan: “Lo más importante para ellos es dejar de juzgar al otro. Lo que más interesa de la película es que ellos reconocen su herida y comienzan a acoger al otro gracias a ella. Estamos orgullosos porque creo que hemos sabido contarlo. Lo que más me ha llamado la atención es la importancia de trabajar la mente y la lucha que los deportistas tienen consigo mismos”, comenta Cervantes.  

Por su parte, Jaime Lorente, tras conocer a los verdaderos protagonistas de la historia, destaca que “nos ha ayudado muchísimo ver cómo se relacionan entre ellos. Viven como en una especie de relación congelada en el tiempo. Aunque no se ven mucho, uno puede descubrir todo lo que han vivido y pasado. Ha sido un regalo. Cuando Pedro vino a ver cómo rodábamos el final de la película su cara era un poema. Especialmente porque se filmó en las mismas instalaciones en las que se jugó aquella final. Fue muy emocionante”.

En 42 segundos se revive el esfuerzo, los momentos de tensión, el sufrimiento, la ilusión y el compañerismo de aquel grupo legendario que luchó en Barcelona por el mayor sueño de un deportista: alcanzar un oro olímpico, que lograría cuatro años más tarde en Atlanta ante Croacia. Entonces, ante Italia, tras aquellos 42 segundos decisivos no pudo ser, pero hay derrotas que constituyen mucho más que un triunfo deportivo, porque la realidad vuelve a demostrar que la historia no siempre la ilustran los vencedores.

42 segundos

Dirección: Àlex Murrull y Dani de la Orden

Guion: Carlos Franco

Intérpretes: Álvaro Cevantes, Jaime Lorente, Alex Maruny, Roger Casmajor, Pep Ambros, Cristian Valencia, Santos Adrian, Eduardo Castresana, Julia Lara, Elisabet Terri, Joan Sentis

Fotografía: Pau Castejon

Música: Óscar Araujo

España / 2022 / 106 minutos

Distribución: Universal Pictures International Spain