A partir de su debut con Sugata Sanshiro, y en especial en los años 50, Kurosawa desarrolló una inconfundible y personalísima técnica cinematográfica que unida a su fuerte carácter le hicieron merecedor del sobrenombre de El emperador. Influido por creadores tan dispares como Esquilo, Shakespeare, Simenon o John Ford, Kurosawa ejerció a su vez una acusada influencia en muchos directores occidentales, desde John Sturges (Los siete magníficos), y Sergio Leone (Por un puñado de dólares) hasta George Lucas (los episodios IV y VI de La guerra de las galaxias) y Walter Hill (Last Man Standing, protagonizada por Bruce Willis).

Homenaje en su centenario

El ATRIUM (Centro – Museo Vasco de Arte Contemporáneo Vitoria – Gasteiz) rinde homenaje durante el día de hoy -y ampliado también hasta el mes de abril- a este histórico creador. Cuatro de sus más destacadas filmaciones, entre ellas su opera prima y su despedida, podrán verse en sesión continua a partir de las 11 de la mañana en la Sala Sur del centro-museo, con entrada libre. Este mini-ciclo será el prólogo de otro más extenso que ARTIUM le dedicará en abril, dirigido igualmente por el cineasta alavés Ernesto Tellería.

El primero de los filmes seleccionados es Sugata Sanshiro (La leyenda del gran judo, 1943), considerado como la opera prima de Akira Kurosawa en la que ya se aprecia la maestría en el montaje del director japonés. La película relata el proceso de aprendizaje de un mito del judo en Japón, Sugata Sanshiro, aunque no se centra tanto en el personaje sino en los aspectos más espirituales de este arte marcial. Sufrió la censura durante la guerra por resaltar el valor espiritual del judo frente al más beligerante del jiujitsu, y por ese motivo muchas escenas originales de la película se perdieron irremediablemente.

El segundo largometraje de este mini ciclo es Los siete samuráis (1954). Nominada a dos premios Oscar, la película narra la historia de un grupo de samuráis que, a cambio de dos puñados de arroz diarios, acude en socorro de una pequeña aldea asolada por una horda de bandidos. El filme ha conocido numerosas adaptaciones, aunque quizás la más conocida sea Los siete magníficos, un western clásico dirigido en 1960 por John Sturges. Hay también una paródica influencia del original de Kurosawa incluso en una superproducción de animación como Bichos (1998). La película ha inspirado también videojuegos futuristas como Seven Samurais 20XX.

Con Dersu Uzala (El cazador, 1975), la tercera película de este homenaje al director japonés, Akira Kurosawa consiguió el Oscar a la mejor película extranjera. Historia de amistad en la que flota un halo permanente de tristeza, el filme refleja una de las constantes de su cine: su sensibilidad y su humanidad, en este caso acompañadas por una magnífica interpretación, una fotografía deslumbrante y notables dosis de conciencia ecologista.

El miniciclo se cierra con la última película de la filmografía de Kurosawa: Madadayo (1992). Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, narra la historia de un anciano profesor que ha perdido su casa y a quien un grupo de alumnos y exalumnos ayuda en tan difícil situación. La despedida del maestro no pudo ser más bella, exquisita y emotiva. El título tiene su origen en la conversación entre un alumno y el profesor: "Mahda-kai" ("¿Estás listo para irte al otro mundo?"); "Madadayo" ("No, todavía no"). Akira Kurosawa moriría seis años despues de su estreno.