Ella, Aimée, radiante a sus 87 años. Él, Trintignant, a punto de cumplir los 89, despliega conmoción en la que acaso sea su epilogar aparición en pantalla tras haber hecho pública su decisión de no tratarse con quimioterapia del cáncer de próstata que padece. La tercera clave de este logrado triángulo es Lelouch, otro insigne octogenario.

Hace cinco décadas construyeron juntos Un hombre y una mujer, icónico y pasional drama romántico que, desde entonces, ha hecho soñar a varias generaciones. Ahora, de nuevo en comandita, crecen y hacer crecer Los años más bellos de una vida.

Entonces

En 1966, Claude Lelouch no acababa de encontrar la historia que le situara entre los grandes realizadores europeos. El francés siempre ha confesado que vivía momentos de incertidumbre cuando la visión de una mujer paseando a la orilla del mar en Dauville le llevó a escribir las primeras líneas de un guion que se convertiría en la aventura de Un hombre y una mujer.

También ha declarado que supo pronto que tenía entre las manos una ‘historia para la historia’ por lo que eligió muy concienzudamente a quienes tenían que corporeizarla. Por entonces, y tras haber protagonizado Y dios creó a la mujer y La escapada, Trintignant era ya un reputado actor que no decía sí a cualquier papel. Pero, tras la sobremesa de una cena, Lelouch lo convenció .

Por su parte, Anouk Aimée, dueña de una belleza atípica que basculaba entre la fragilidad y el temperamento, acababa de rodar a las órdenes de Fellini y desde el primer momento se sintió atrapada por el proyecto.

Lo demás está escrito. La película caló hondo en el público y aunque algún crítico insigne vaticinó que aquello no tenía futuro, la belleza de las imágenes, el apoyo de una banda sonora que se inscribe en las melodías que a todos nos resultan familiares y el reconocimiento internacional con la Palma de Oro en Cannes y el Óscar al otro lado del Atlántico, han inscrito Un hombre y una mujer como una de esas cintas sin las que el cine quedaría cojo.

En 1986, cuando se cumplían dos décadas de la primera apuesta,  Lelouch volvió a reunir a sus actores fetiche para rodar Un hombre y una mujer: 20 años después, una película que por distintos motivos no alcanzaba ni con mucho la grandeza de la primera entrega.

Hoy

El tiempo pasa y ahora, a 53 años vista del encuentro inicial, los amantes se reencuentran. La piel se arruga y da muestras de cansancio, pero el corazón permanece intacto. Nos encontramos con quien fuera un exitoso y seductor piloto de carreras recluido en una residencia de ancianos. Acorralado por la enfermedad de alzhéimer no recuerda lo que hizo el día anterior, pero sí cada detalle de su inolvidable historia de amor con Anne, mujer de la que guarda una foto que siempre le acompaña.

Por iniciativa de un hijo de él, ella accede a visitarle e inesperadamente el reencuentro con la mujer que en su día no supo retener demostrará que el amor no sabe de tiempos ni edades. De nuevo juntos comprenderán que, por encima todo, el presente merece ser vivido con intensidad.

Los años más bellos de una vida.

Nuevamente, Lelouch tuvo que convencer a Trintignant que, con ocasión del estreno, comentó: “Dudé en decidirme porque yo ya me sentía y me veía retirado del cine. Estoy enfermo y tengo dificultades para moverme. Pero Claude es muy perseverante y cuando se empeña en algo es casi imposible negarse. Además, él es una persona optimista y yo no lo soy tanto, por lo que admiro a quienes tienen ese talante y yo me dejo llevar por ellos. Además me dijo que era casi un milagro que Anouk, él y yo estuviéramos vivos todavía. Que teníamos que aprovechar esa circunstancia. Que era una señal. Y ante todo eso no tuve más remedio que ceder, algo de lo que no estoy en absoluto arrepentido. Además me brindó la oportunidad de recitar poesía ante la cámara, algo que para mí tiene un significado muy especial pues, desde muy, muy joven, en la poesía tengo una mis mayores pasiones”.

Por su parte, Lelouch justifica su propósito: “Jean-Louis, Anouk y yo nos conocemos hace mucho tiempo y tenemos la gran suerte de seguir vivos. Eso me hizo comprender que teníamos la oportunidad de hacer juntos una película sobre el paso del tiempo que hiciese ver que la vejez no es una época en la que sólo se pueden afrontar inconvenientes y malvivir en un clima de decadencia. Personalmente quería manifestar que el amor no es un lujo exclusivo de la juventud. Se puede amar a cualquier edad, en cualquier etapa de la vida. Ese es el mensaje que hemos intentado transmitir”.  

Prueba conseguida. Mezclando imágenes del pasado con pensamientos y situaciones del presente, Los años más bellos de una vida traza un canto a las segundas oportunidades alejándose del tono epilogar común en historias protagonizados por ancianos. Aquí reina todavía la luz, aquella que emana de corazones que se sienten vivos. Aquella que hace de ésta una de esas películas que trascienden el momento. Una historia de siempre y para siempre en la que Trintignant y Aimée nos hacen suyos transluciendo una complicidad conmovedora. Y también una historia en la que  Lelouch vuelve a demostrar su noble e incombustible grandeza. 

Los años más bellos de una vida

Dirección y guion: Claude Lelouch.

Intérpretes: Jean-Louis Trintignant, Anouk Aimée, Monica Bellucci, Souad Amidou, Antoine Sire, Marianne Denicourt, Tess Lauvergne

Francia / 2019 / 90 minutos

Caramel Films

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