La cámara -picados, contrapicados, primerísimos planos, vistas desde el aire o bajo el agua- se funde con esa larga cordillera para hacer que el espectador se sienta parte de esos 400 kilómetros largos de cañones y apretados bosques continentales de hayas, robles y castaños, donde la influencia cálida del mar ha dado lugar a un clima con muchas precipitaciones.

El resultado de esa peculiar circunstancia es la proliferación de montes de exuberante vegetación en los que cohabitan animales y otras formas de vida de lo más diversa. El lugar perfecto para esconder un gran número de animales y otras formas de vida que cohabitan allí desde tiempos inmemoriales.

Pero por encima de todo, como recuerdan los responsables de la película, es el territorio de una de las criaturas más formidables del hemisferio norte: el oso pardo cantábrico. Precisamente el escogido para servir de hilo conductor del documental.

No se pierdan la oportunidad de observar de otra manera ese lugar mágico. El reino de los bosques y de los caballos salvajes, la tierra donde las nieblas esconden a los lobos ibéricos, a los gatos monteses y a los urogallos. El territorio salvaje donde la fantasía y la realidad caminan juntas.

CantabricoCantábrico
Dirección y guion: Joaquín Gutiérrez Acha
Música: Santi Vega
Fotografía: Joaquín Gutiérrez Acha
Montaje: Iván Aledo
España / 2017 / 101 minutos