Eva es una mujer de 50 años, casada desde hace más de veinte y con dos hijos adolescentes. Durante un viaje de trabajo a Roma se da cuenta de que desea, con ganas, volver a enamorarse antes de que sea demasiado tarde. Ya en Barcelona, Eva empieza una nueva vida de soltera, abierta al juego de la seducción y el romance. A lo largo de un año seguiremos a esta mujer que ha roto con su mundo buscando un sentimiento: un casi imposible al que la realidad y el azar pueden darle la vuelta.

Tras Sentimental e Historias para no contar, el director de Truman regresa con una comedia, un punto agridulce, que escarba con inteligencia y tacto en el complejo mundo de los afectos. Mi amiga Eva, que se desarrolla entre Barcelona y Roma, está protagonizada por una Nora Navas que vuelve a desplegar la naturalidad que logra que el espectador se sienta parte de sus personajes. La acompañan, también convincentes, Juan Diego Botto y Rodrigo de la Serna. Completan el reparto Àgata Roca, Fernanda Orazi, Francesco Carril, Marian Álvarez y Miki Esparbé.

“Supongo que todas las películas tienen un origen, un instante, un lugar donde ocurre algo y las ves nacer —afirma el realizador Cesc Gay, también responsable del guion—. Todo empezó cuando una tarde descubrimos, por casualidad, que una amiga, que no se llama Eva, se dedicaba a visitar ‘pisos de alquiler’ sin decírselo a nadie y mucho menos a su marido. Ese fue el momento en que esta comedia empezó a tomar forma dentro de mí. Una comedia que hay que tomarse muy en serio. Llena de malentendidos, dudas, mentiras inesperadas, momentos absurdos y situaciones ridículas. Porque eso es lo que pasa cuando los sentimientos nos superan y, a su manera, toman por nosotros las decisiones que no nos atrevemos a tomar”.