Intensa pero sin aspavientos, la película penetra en esa zona privada en la que guardamos los recuerdos más preciados de nuestra infancia –los más delicados, llenos de significado, evocados una y otra vez, esos que el tiempo deforma. Esos que no parece posible compartir.

El recorrido por el tiempo y sus secuelas que propone Wells comienza en los años noventa en la soleada melancolía de unas vacaciones familiares. Unas vacaciones que marcarán todas las posteriores. Entonces, a sus once años, Sophie (Frankie Corio, extraordinaria la actuación de esta debutante), viaja a Turquía para pasar unas semanas con su padre Calum (Paul Mescal), un hombre cariñoso y apacible pero mucho más complicado de lo que aparenta, que no vive con la pequeña desde que su matrimonio se rompió.  

Veinte años después, Sophie revive aquellos días en un decadente complejo turístico a través de fotografías, grabaciones caseras y recuerdos difusos, intentando conseguir una imagen más nítida del rompecabezas de aquellos momentos. En apariencia todo es claro: un padre demasiado joven, emocionalmente castigado y lleno de cariño, en apariencia dispuesto a reírse, pero con una profunda tristeza subyacente y, por otro, una niña a punto de convertirse en adolescente, consciente de que está cambiando, pero aún lo bastante niña como para querer tener a su padre como amigo. Y en ese marco, todo lo que Sophie no puede saber de Calum se mueve, resistiéndose a hacerse nítido. Por muy estrecha que sea la frontera entre el tiempo perdido y su eterno deseo, Sophie no puede cruzarla.

La inspiración de esta película singular, marcada también por un soberbio montaje, surgió durante las últimas semanas que Charlotte Wells pasó en la Facultad de Cine de la Universidad de Nueva York. Revisando unos álbumes de familia encontró unas fotos que la pillaron desprevenida: ella disfrutando de unas vacaciones con su padre en un lugar muy soleado a finales de los noventa. Fue suficiente para animarla a un viaje al pasado y hacer que unos momentos pasajeros se llenasen de interrogantes.

“Esas fotos fueron el catalizador para la idea original, una ficción acerca de las vacaciones de un padre muy joven y de su hija”, explica. “Calum no es mi padre, yo no soy Sophie, pero la película se hizo más personal, más autobiográfica emocionalmente durante la escritura. Sigue siendo una ficción, pero también expresa algo o mucho sobre mí y la relación con mi padre”.

Ganadora del Premio French Touch del Jurado de la Semana de la Crítica de Cannes 2022, del Premio a la Mejor Película en la sección Las Nuevas Olas del Festival de Sevilla y distintos galardones en Deauville, Múnich y Sarajevo, Aftersun, cuya banda sonora incluye numerosos temas pop de grupos como Aqua, Steps, R.E.M., Queen, Blur y David Bowie, atesora cinco nominaciones a los Independent Spirit Awards (mejor ópera prima, interpretación protagonista, interpretación revelación, fotografía y montaje) y 16 a los British Independent Film Awards (BIFA).

Aftersun

Dirección y guion: Charlotte Wells

Intérpretes: Paul Mescal, Frankie Corio, Celia Rowlson-Hall

Fotografía: Gregory Oke

Música: Oliver Coates

Sonido: Jovan Ajder

Montaje: Blair McClendon

Reino Unido, Estados Unidos / 2022 / 98 minutos