Tras dos largos de calado como Viaje al cuarto de una madre y Los pequeños amores, la realizadora y guionista sevillana se adentra en los tiempos oscuros de la posguerra para dejar, como ella misma puntualiza, «una película sobre los sueños frustrados y las palabras calladas de toda una generación».
Especialmente los sueños, las frustraciones y los silencios de una mujer que durante aquel tiempo cumplió con lo que se esperaba de ella: sacrificarse por la familia porque «la historia de un país también puede leerse en la suma de estos gestos, en el sacrificio silencioso que, tan a menudo, deviene en sufrimiento inútil. A veces, la generosidad de una persona solo sirve para alimentar el egoísmo de las otras. La buena letra es una película sobre las heridas invisibles con las que se han tejido las relaciones familiares en una de las épocas más duras de nuestra historia».
Años 40 en un pueblo valenciano. En aquel marco en el que todos se conocen, Ana (Loreto Mauleón) trata de salir adelante con su familia. La guerra ha dejado una profunda huella en todos ellos, especialmente en su cuñado, Antonio (Enric Auquer), un hombre que inesperadamente regresa a la casa de su hermano Tomás (Roger Casamajor) tras haber sido dado por muerto.
La alegría de la vuelta pronto deja paso a la cruda realidad de un hombre profundamente tocado al que Ana intenta curar a base de guisos, secretos y silencios. Un mal día, Antonio vuelve a marcharse dejando un reguero de desconcierto, para reaparecer al cabo de un tiempo de la mano de Isabel (Ana Rujas), la atractiva mujer con la que se acaba de casar. A partir de la llegada de esta joven a la familia, las atenciones y cuidados de Ana valdrán de poco o nada: el sacrificio no siempre tiene su recompensa.
Presentado oficialmente en la pasada edición del Festival de Cine de Málaga, donde obtuvo una Mención Especial a la Dirección, La buena letra es el tercer largometraje de Celia Rico (Sevilla, 1982) tras las multipremiadas Viaje al cuarto de una madre (2018), mejor guion en San Sebastián, y Los pequeños amores (2024), Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado en Málaga.
Rico confiesa que con La buena letra cumple el sueño de adaptar una obra de Chirbes: «La mirada de clase, tan presente en sus historias, también está presente en mi cine. Sabemos que la Guerra Civil española trajo muerte y miseria, miedo e injusticia pero se nos ha hablado menos de las heridas profundas del alma, de la tristeza de quienes sostuvieron los hogares contra viento y marea. Desde el interior de una casa, esta historia testimonia los anhelos y pulsiones más íntimas de unos personajes que, cada uno a su manera, se agarran a los días para sobrevivir, esperando que la vida les devuelva lo que la guerra les ha arrebatado, desde los alimentos más básicos a la posibilidad de quererse. La felicidad -ese espejismo donde intentan mirar los protagonistas de esta historia- se esfuma de las manos tan rápidamente como lo hace un mendrugo de pan o un puñado de monedas».
Reflejando, como en el conjunto de su quehacer literario, la verdad emocional de los personajes que la integran, La buena letra no es la primera adaptación cinematográfica de la obra de Chirbes, ya que en 2007, Crematorio, serie de ocho episodios dirigida por Jorge Sánchez-Cabezudo, constituyó un notable éxito.
La actual propuesta en la pantalla mantiene la dignidad de la novela de la que parte y vuelve a transmitir el pulso limpio y sutil demostrado por Celia Rico Clavellino, esa capacidad de captar lo hondo y sacar al exterior sin gestos superfluos la verdadera intimidad de los seres humanos que protagonizan sus historias.

La buena letra
Dirección: Celia Rico Clavellino
Guion: Celia Rico sobre la novela homónima de Rafael Chirbes
Intérpretes: Loreto Mauleón, Enric Auquer Sardà, Roger Casamajor, Ana Rujas, Teresa Lozano, Gloria March y Sofía Puerta
Fotografía: Sara Gallego Grau
Música: Marina Alcantud
España / 2024 / 110 minutos
Distribución: Caramel Films