Problemas con la censura retrasaron dos años su llegada a las salas. No la vio nadie entonces y no la ha visto casi nadie después, durante este medio siglo transcurrido. Cuesta creerlo porque no tiene la cinematografía española tantas películas de una calidad tan indiscutible para mostrar tan poca consideración a lo largo de tanto tiempo: a lo que se ve nunca parecía buen momento para su emisión en la televisión pública ni ha habido el suficiente interés por darla a conocer en vídeo primero y en DVD y Blu-Ray después.

Pero congratulémonos de la buena nueva que supone la restauración digital de la cinta y la posibilidad de disfrutarla en las salas comerciales: los fans del Buried (2010), de Rodrigo Cortés, podrán experimentar lo que es de verdad una película claustrofóbica. Los seguidores de Michael Haneke comprobarán que el cine español también sabe incomodar pero bien al espectador del primero al último minuto de metraje. Y cualquiera que se acerque a verla entenderá mucho mejor por qué Fernán-Gómez no era solo un gran actor que a veces se ponía tras la cámara, sino uno de nuestros mejores directores. Un cineasta que ya había dirigido películas sensacionales como la Vida por delante (1958) y estaba a punto de rodar esa otra genialidad que es El extraño viaje (1964).

Amargura, tristeza y desesperanza

Ambientada en el barrio de Maravillas (Malasaña), El mundo sigue adapta la novela del mismo título del autor vasco Juan Antonio Zunzunegui (1900-1982). Fernán-Gómez, responsable también del guión, siempre dijo que la amargura, la tristeza y la desesperanza que destila la película ya estaban en el libro. Cuenta la historia de dos hermanas que se detestan a muerte y que se han buscado maneras, a priori muy distintas, de salir de la pobreza, interpretadas de forma soberbia por Lina Canalejas y Gemma Cuervo.

Novela y película vienen a decir lo mismo: la certeza de que cuanto mayores son las claudicaciones morales de los individuos, mejor les irá en la vida. Filme sobre la familia, sobre la miseria y la pobreza, sobre la dignidad y la supervivencia pero también de forma muy clara sobre el maltrato, el abuso y el acoso, sobre la culpa, la desgracia y la frustración.

Película terrible que no se concede un personaje al que agarrarse con cierta tranquilidad desde la butaca, que no regala una secuencia en la que coger aire. No es, para entendernos, plato de fácil digestión que pueda servirse en Cine de barrio ni se deja ver ahora mejor que en 1965 pero, como dijo el otro día en un coloquio sobre el filme Gemma Cuervo, única protagonista viva de aquel rodaje, lo que muestra esta película es lo que había: “Las calles eran así, la tristeza era así, la miseria era así, las bajezas eran así”.

El papel más desagradable

Aparte del trabajo excelso de las dos actrices principales, sería injusto no destacar, dentro de una orquesta donde todos suenan afinados (Agustín González, Milagros Leal, Francisco Pierrá, María Luisa Ponte), la interpretación de un Fernán Gómez, con un extraño maquillaje en los ojos, que se reserva el papel más desagradable de su inabarcable carrera como actor. Fue además la primera película de Pilar Bardem y de las primeras de unos jovencísimos Marisa Paredes y Fernando Guillen.

No hay en el cine español un caso similar de tesoro tanto tiempo enterrado. Tan es así que no pudo ni podrá ya marcar escuela. De hecho, Miguel Marías la definió hace muchos años como la cumbre de un imposible neorrealismo español sin descendencia salvo ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), de Pedro Almodóvar.

Debe figurar también como uno de los grandes retratos del Madrid de los sesenta, en la línea de otras piezas mayores de aquel tiempo como El cochecito (1960), de Marco Ferreri, o El verdugo (1963) de Luis García Berlanga. Precisamente este último solía jactarse, con merecido orgullo, del insulto que le dedicó en una ocasión el general Franco en un Consejo de Ministros cuando dijo de él que no era un comunista, sino algo mucho peor: “un mal español”. Es seguro que, pese a la conocida cinefilia del Generalísimo, nunca pasó por la sala de proyección que el dictador tenía en el Palacio de El Pardo una copia de El mundo sigue; de lo contrario, tras soportar durante casi dos horas todo lo que refleja esta obra maestra, se habría visto obligado a decir que Fernán-Gómez no era anarquista o libertario, era algo bastante peor: un malísimo español.


el mundo sigue

El mundo sigue

Dirección: Fernando Fernán-Gómez
Guion: Fernando Fernán-Gómez a partir del libro El mundo sigue, de Juan Antonio Zunzunegui
Intérpretes: Fernando Fernán-Gómez, Lina Canalejas, Gemma Cuervo, Milagros Leal
Fotografía: Emilio Foriscot
Música: Daniel J. White
España / 1963 / 115 minutos
A contracorriente Films

 

 

Cines donde se reestrena EL MUNDO SIGUE

Madrid – Verdi
Barcelona – Verdi
La Coruña – Cantones Cines
Bilbao – Multicines
Las Palmas – Monopol
León – Van Gogh
Lérida – Funatic
Málaga – Cines Albéniz
Salamanca – Van Dyck
San Sebastián – Príncipe
Santiago de Compostela – Numax
Valladolid – Broadway
Vigo – Multicines Norte