Dos enfoques, dos mundos

Esos dos enfoques, esos dos mundos, están representados en esta película de muy buena factura (impecable la fotografía y la banda sonora; cercana la labor de los intérpretes) por un padre (Kandido Uranga) y su hija (Iraia Elías), que viven en un viejo caserío y en permanente conflicto, ante la mirada elocuentemente silenciosa e hipnótica de la abuela (amama), entrañable en su papel la debutante como actriz a sus 84 años Amparo Badiola.

Amaia, la hija, es una artista que quiere asomarse al mundo para seguir existiendo. Tomás, el padre, se aferra al pasado y a la tradición más rural defendiendo a muerte las viejas leyes no escritas. La abuela, sin palabras, acaba por hacerles ver que la convivencia entre ambas perspectivas es posible y que la lucha por hacer realidad los sueños y la defensa del pasado como un modo de afrontar el hoy pueden viajar de la mano.

Habla el silencio

Rodada en euskera en escenarios de Navarra y el País Vasco, Amama es una película en la que el silencio, los silencios, hablan de forma contundente. El silencio y el paisaje, que se convierte en un personaje con presencia de altura para construir una historia llena de simbolismo.

En Amama, subtitulada y con sentido «Cuando cae un árbol», no importa tanto el qué se cuenta, que acaso reclama algún giro que reforzara el guión, como un cómo se cuenta presidido por sobrias interpretaciones e imágenes de mucha potencia y belleza. Todo remando a favor de una propuesta, con su punto pedagógico, que aboga por la convivencia aún en las circunstancias más ancestralmente desfavorables.

Amama CartelAmama
Dirección: Asier Altuna
Guión: Asier Altuna (Con la colaboración de Telmo Esnal y Michel Gaztambide)
Intérpretes: Iraia Elias, Kandido Uranga, Amparo Badiola, Klara Badiola, Ander Lipus
Fotografía: Javier Aguirre
Música: Javi P3Z y MURSEGO
Montaje: Laurent Dufreche
España /2015 / 103 minutos