Música e imágenes, un binomio que cuando alcanza sus mejores resultados en la gran pantalla pone de relieve que uno más uno son mucho más que dos. Pasa cuando un director encuentra en un determinado compositor su media naranja. Nace entonces una relación intensa que puede dejar una descendencia que va de las dos películas (El buscavidas, Lilith) que hizo el director Robert Rossen con partituras de Kenion Hopkins a las 69 bandas sonoras compuestas por el maestro Antón García Abril para Pedro Lazaga. Lo normal es que antes de que llegue la ruptura por falta de entendimiento, celos profesionales, etc., cada uno de ellos haya puesto antes lo mejor de sí mismos en unas cuantas criaturas comunes.

La malograda T&B Editores publicó en 2016 una recomendable reedición de Música & Cine, una obra de 2012 escrita por el actor y guionista Luis Miguel Carmona, que aborda un centenar de colaboraciones entre directores y músicos. Una excusa perfecta para darnos un paseo por una decena de bandas sonoras que confirman a las claras que la música de cine es un arte mayor que merece, en muchos casos, hacerse un hueco cada vez más grande en las salas de conciertos. Diez parejas de cineastas y compositores que supieron entenderse y respetarse como los mejores matrimonios, aunque fuera solo durante unas cuantas películas.

Nino Rota & Federico Fellini

He aquí uno de esos matrimonios sin fisuras, para toda la vida, hasta que la muerte les separe. Rota se marchó antes y obligó a Fellini a buscar a partir de los años ochenta a alguien capaz de acercarse a un maridaje tan natural como el conseguido con el músico milanés. Casi todas la bandas sonoras de Rota contienen melodías pegadizas que trascienden el celuloide pero ninguna parece remitir de forma tan inmediata al universo mágico y único del genio de Fellini como la que hizo para Amarcord (1973).

Maurice Jarre & David Lean

Esta pareja no engendró tantos hijos como los anteriores pero los cuatro que tuvo le salieron para presumir abiertamente con las visitas: Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965), La hija de Ryan (1970) y Pasaje a la India (1984). Jarre supo pillar el punto al tipo de historias íntimas en marcos históricos turbulentos que tanto gustaban a Lean y que tan bien le salían. Cuesta creer que el músico francés solo contara con cuatro semanas a contrarreloj para crear una música tan inspirada como la de su primera colaboración. “Tras empaparme de desierto viendo las cuarenta horas filmadas de película era como si pudiese sentir el calor y la arena. Así que compuse el tema de una sentada y no cambié ni una nota”, escribió Jarre de su partitura para la historia del oficial británico T. E. Lawrence. Para que luego digan que la inspiración no existe.

Danny Elfman & Tim Burton

Podrá gustar o no pero nadie le puede negar a Burton un universo propio desde el principio de su carrera. En ese mundo de fantasía e imaginación la música juega un papel destacado. Burton no siempre ha sido fiel a Elfman pero algunas de las cumbres imaginativas de aquel no se entienden sin las maravillosas ilustraciones sonoras salidas del talento de Elfman. Eduardo Manostijeras (1990) es, sin duda, una de ellas.

Bernard Herrmann & Alfred Hitchcock

Palabras mayores. Formaron un matrimonio perfecto que acabó de la manera más triste con el orondo director rechazando la banda sonora que el músico compuso para Cortina rasgada (1966) por considerarla poco moderna. Decíamos antes que no cabe imaginar Psicosis (1960) sin la inquietante presencia del tímido Norman Bates encarnado por Anthony Perkins. Ahora bien, tampoco sería Psicosis lo que es hoy sin la música que concibió Herrmann, por ejemplo, para la celebérrima escena de la ducha. Ambos dejaron una amplía descendencia entre la cual es realmente complicado optar por unas en detrimento de otras, si bien hay cierto consenso en que los dos alcanzaron el estado de gracia en Vértigo (1959).

Ennio Morricone & Sergio Leone

Otra pareja italiana que creó escuela: prácticamente ellos dos solitos dieron carta de naturaleza a un nuevo y denostado género: el spaguetti western. Entre 1964 y 1968 parieron seguidas Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo y Hasta que llegó su hora. Los fans del premiado Morricone no albergan ninguna duda de que el óscar recibido en 2016 le llegó al compositor con algo más de treinta años de retraso: Érase una vez en América (1984) fue su última y mejor colaboración.

Alberto Iglesias & Pedro Almodóvar

La representación española en esta decena de matrimonios es una pareja aún en activo. Han estrenado hace nada Julieta (2016) pero el flechazo surgió hace ya algo más de dos décadas, con La flor de mi secreto (1992). Antes de que arrancara este fructífero idilio, el compositor vasco solo tenía ojos para Julio Medem (Vacas, La ardilla roja). Su trabajo con Almodóvar ha sido la llave que le ha abierto la puerta a colaborar con cineastas de fuera (Ridley Scott, Steven Soderberg, Oliver Stone…). No tiene estanterías en casa para colocar tanto premio Goya. El óscar, en cambio, aún se le resiste.

Henry Mancini & Blake Edwards

Una de esas parejas condenadas a entenderse. El melódico y elegante músico que es perfecto para las historias locas y sofisticadas del director que más y mejores fiestas ha rodado, con El Guateque (1968) a la cabeza. Probablemente la pieza más conocida del dúo sea La pantera rosa (1964) pero la que les garantiza a los dos un lugar en la historia es Desayuno con diamantes (1961). Para esta película Mancini compuso además una de las canciones del canon del siglo XX.

Zbigniew Preisner & Krzystof Kieslowski

A la pareja con más consonantes de la presente selección la asociamos no tanto con su Polonia natal como con Francia. Los tres colores de la bandera gala dieron título a una trilogía de culto. Un poco antes habían despuntado con La doble vida de Verónica (1991). En esta colaboración de diez años su mayor éxito fue Azul (1993), cinta que contiene una de las mejores piezas salidas del talento compositor de Preisner.

Armando Trovaioli & Ettore Scola

Seguimos en Europa. Un matrimonio que iba camino de cumplir las bodas de oro. 40 años trabajaron juntos. Son tantas las películas nacidas de su colaboración que el autor de Música y cine las clasifica en diferentes bloques (dramas históricos, triángulos amorosos, comedias sociales…). Matrimonio, sin duda, bien avenido que dio varias veces en el centro de la diana. La familia (1987) fue una de esas veces.

John Williams & Steven Spielberg

El matrimonio perfecto, el más envidiado: se han querido mucho desde el principio y se siguen queriendo a día de hoy. Empezaron juntos allá por 1974 (Loca evasión) y a este paso -éstos sí- pueden acabar cumpliendo las bodas de oro. El moderno cine de aventuras está, en buena medida, marcado por la suma de sus talentos. Casi siempre cuentan con el favor del público y a veces también de la crítica. Ejemplo de esto último fue La lista de Schlinder (1993).

musica y cine

Música & Cine
Luis Miguel Carmona
TB Editores
332 páginas
19,95 euros