La cámara nos instala a las puertas de un convento en la Polonia de 1960. En un marco nevado y en el lugar en el que ha vivido desde que quedó huérfana siendo muy niña, Anna es una novicia joven y atractiva que está a punto de tomar sus votos como monja. En ese decisivo momento descubre a Wanda, hermana de su madre, una mujer entrañable y recia, en las antípodas de la religión, con la que se embarca en un viaje de descubrimiento de ellas mismas y de su pasado común.

Elegir

Anna sabrá que su tía no sólo es una antigua abogada del estado comunista, conocida por sentenciar a sacerdotes y a otras personas relevantes y «enemigas» de la comunidad, sino que además es judía. Conoce así que ella también es judía y que su verdadero nombre es Ida. Esta revelación hace que Anna, ahora Ida, indague en sus raíces y desentrañe un oscuro secreto de familia que data de la terrible época de la ocupación nazi.

En cuestión de horas, Ida deberá elegir entre su identidad, la vida hacia la que el cuerpo y el espíritu tiran y demandan, o la religión que le salvó de las masacres nazis en Polonia. Y Wanda deberá enfrentarse a aquellas decisiones que tomó durante la guerra, cuando eligió la fidelidad a la causa antes que a la familia.

Paweł Pawlikowski, que dirige la cinta y es coguionista con Rebecca Lenkiewicz, lo había intentado ya varias veces en esto del cine sin llegar a cuajar. Es cierto que ya desde sus primeros cortos demostró ojo fino para plasmar imágenes llenas de plasticidad y una innata capacidad para la dirección de actores y, de hecho, es uno de los descubridores de intérpretes que han demostrado recorrido, como Emily Blunt o Paddy Considine.

Manejo sutil

Pero con Ida ha llegado su hora y hecho todo un despliegue de manejo sutil de lo que el cine puede aportar, como belleza secuenciada, a través de una meticulosa puesta en escena y un cuidadísimo manejo de los encuadres. La plasticidad del blanco y negro al servicio de la imagen.

Hablamos de imagen y belleza, porque en su conjunto, Ida es una película que en algún momento arrastra algún problema de guión y, solo en momentos puntuales, deviene en plana.

En definitiva, buen, buen cine, aunque no alcance las cotas de excelencia, ese relumbre de las grandes, que en propuestas emparentadas con ésta firmaron, por citar a dos maestros, Dreyer o Bresson.

idacartel

Ida
Dirección: Pawel Pawlikowski
Intérpretes: Agata Zulesza, Agata Trzebuchowska, Dawid Ogrodnik y Jerzy Trela
Guion: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Fotografía: Lukasz Zal, Ryszard Lenczawsky
Música: Kristian Selin Eidnes
Polonia / 2013 / 90 minutos