La ECM está presente en su debut literario, aunque la verdadera inspiración está en su cambio de actitud. Efectivamente, el libro indaga en los límites de la vida y la muerte, el amor, la pérdida y la búsqueda desesperada de respuestas pero lo hace con una trama diseñada para atrapar al lector desde las primeras páginas, firmando un thriller lleno de suspense y protagonizado por Alessandra Altobelli, heredera de una millonaria fortuna que tras el asesinato de su padre se ve arrastrada al sombrío mundo de la mafia y la extorsión.
– ¿Por qué un thriller para hablar de situaciones vitales y de esos interrogantes que se plantean en la vida?
La última luna nace de un sueño el mismo día del fallecimiento de una persona muy querida para mí. Esa misma noche y a través de un sueño muy real, él me mostró el último capítulo del libro y me dijo: “Tienes que escribirlo, tienes que contarlo”. Al despertar comencé a escribir una historia que diera sentido a ese final, que es difícil de definir y, en cierto modo, controvertido. No me planteé en ningún momento un género concreto de antemano; simplemente dejé que la historia fluyera para llegar al desenlace. Lo que sí tenía claro era que debía enganchar al lector y exponer estos temas de manera accesible, para que pudiera reflexionar sobre cuestiones trascendentales: la intuición como sexto sentido, las experiencias cercanas a la muerte o el significado de la vida.
– Cualquiera sospecha que las ECM tienen que marcar un antes y un después. ¿Cómo fue su caso? ¿Cambian los objetivos vitales?
Totalmente. Es más, creo que regresé de la ECM sabiendo qué es lo que no quería mantener en mi vida y quién quería ser realmente. Me dediqué a trabajar lo que no quería ser, para acercarme cada vez más a mi ser, mi verdadero yo, mucho más cerca de la consciencia. Así es como me siento ahora, aunque por supuesto me queda mucho por aprender.
– ¿Esta situación le inspiró para escribir la novela?
Sí, aunque no es el tema central, tenía claro que necesitaba contarlo. Las personas que hemos pasado por una ECM tendemos a sentirnos juzgados si lo contamos. Personalmente he pasado por comentarios y juicios incómodos, pero tengo tal certeza y me siento tan feliz de haberlo experimentado que estoy orgullosa de compartirlo. También aprovecho para pedir respeto para aquellas personas que comparten su visión de la vida, experiencias y situaciones, que se consideran distintas a lo “habitual”. ¿Tu verdad o mi verdad? ¿Por qué no aceptamos que puede que no haya solo una?
– Aparte de la ECM, ¿hay otras vivencias que han resultado inspiradoras a la hora de escribir la novela?
Aunque es ficción, está inspirada en muchos aspectos de mi vida y tiene muchos pedacitos de mí. Podría decir que he tenido una vida intensa en el pasado, de la que muy poca gente es conocedora y se sorprendería. Una vida de la que he aprendido muchas cosas y estoy muy orgullosa. No me gusta ir hablando en primera persona de viajes, negocios, intuición, historias de amor conmovedoras, personas célebres que he tenido el placer de conocer, etc., pero sí puedo decir que me ha gustado revivir estas experiencias mientras escribía La última luna y dejarles un hueco en el mundo para quienes las quieran leer. Sobre todo, esta novela está inspirada en mi cambio de vida, de una Melinda más superficial y preocupada por llegar a ser lo que todos esperan de ella, a una Mel tranquila, con ganas de ofrecer al mundo los aprendizajes que me han llevado a alcanzar un estado de verdadera autoconfianza y serenidad.
– ¿Ha sido una escritura terapéutica? ¿Ese era el verdadero objetivo?
Si soy completamente sincera, no. Decidí escribir el libro porque, como he dicho antes, soñé con el final y me propuse intentar ponerle una historia a aquel final que me parecía imposible contar. Luego, otra experiencia posterior, una experiencia cercana a la muerte debido a un shock anafiláctico, me hizo reflexionar sobre la existencia en este plano y el plano espiritual; como coincidió con momentos en los que estaba escribiendo la novela, decidí reflejarlos, mezclando mi versión más creativa, para conseguir una historia con la que enlazar el final que viví en mi sueño. Fue un reto y estoy muy orgullosa del resultado.
– ¿Cuánto hay de la vida real de Melinda Sánchez en la vida ficticia de Alessandra Altobelli?
Alessandra y yo no somos la misma persona, pero la protagonista sí tiene algunos rasgos de mi personalidad: es intuitiva, una persona de firmes valores, preocupada por los demás, cabezota, valiente y que cuando ama lo hace de verdad, pero hay otros personajes que también tienen mucho de mí. Obviamente mi vida es bastante más sencilla que la de Alessandra, mi familia está unida y es lo mejor que tengo. Digamos que en la novela está todo condensado y multiplicado por cien, pero los aprendizajes son genuinos, mi intuición, mi amor por ciertas ciudades, mi curiosidad por aprender sobre meditación, sobre la reencarnación, ECMs, etc., son parte de lo que soy. Mientras escribía esta novela experimenté la fase de crecimiento personal más importante de mi vida. Al principio, cuando la empecé, me costaba exponer mi opinión y experiencias al público, pero después de terminar el primer borrador entendí que tenía que transmitir lo importante que es cómo ves el camino según vas creciendo, para sentir la plenitud en la vida.

– No obstante, si todo parte de una experiencia real que resulta de interés para mucha gente, ¿por qué envolverlo en una ficción por adictiva que sea? ¿Era una manera de no exponerse tanto?
Es cierto que muchas veces me he dicho a mí misma: “Mel, cuidado porque la novela toca temas controvertidos”. Creo que no siento vergüenza al hablar de cambios, experiencias cercanas a la muerte, meditación, espiritualidad fuera de la religión, etc., pero sí mucho respeto y ahora me siento preparada. Si hubiese escrito un libro de autoayuda o una biografía de crecimiento personal no le habría dado una oportunidad a la historia para brillar. Soy escritora desde muy pequeña, he leído todo lo que ha caído en mis manos, la escritura y la lectura han sido siempre parte de mi vida y tener la oportunidad de ponerme en la piel de Alessandra Altobelli ha sido divertidísimo. He pasado miles de horas pensando, soñando, recordando… Este libro nació sin la idea de publicarse, he decidido hacerlo porque las personas que lo han leído se me han quedado mirando muy serias, conmovidas, y me han dicho: “Esto tienes que publicarlo”.
– Suele decirse que para escribir antes hay que vivir.
Más que vivir diría que para escribir hay que sentir. La vida sin emociones pierde significado. Puedes vivir mucho y hacer muchas cosas, pero si no sientes esos momentos, si no los interiorizas, si vives en piloto automático, todo queda plano. Es como la narrativa: sin emoción, pierde color. Si me preguntas si mi experiencia en la vida me ha ayudado para escribir La última luna, mi respuesta es totalmente. Me considero una persona afortunada; he vivido mucho y de forma intensa.
Mi experiencia en desarrollo de negocio me permitió, durante muchos años, conocer diferentes países y culturas, algunas de las cuales están reflejadas en La última luna. Esos años de viajes continuos y negociaciones me abrieron los ojos a la diversidad, enriquecieron mi visión del mundo y me permitieron conocer a personas maravillosas que han inspirado algunos de los personajes de la novela. En cuanto al coaching, me ha sido muy útil para profundizar en la personalidad de los protagonistas, para transmitir sus emociones de manera auténtica y para mostrar, a través de la historia, cómo ante situaciones difíciles hay múltiples formas de tomar decisiones. El crecimiento personal no solo es parte de mi trabajo, sino también mi forma de vida, lo que me permite conocerme cada vez mejor, ser quien quiero ser y saber cómo lograrlo.
– ¿En qué nuevos proyectos está embarcada?
Tengo varios proyectos en mente, aunque hay dos que destaco especialmente. El primero es el lanzamiento de una nueva imagen de marca para potenciar mi trabajo como coach y poder llegar a más personas. Y el segundo, que me hace mucha ilusión, es terminar mi segunda novela, que ya está bastante avanzada. Estoy muy emocionada con este proyecto, que me está llevando por un camino muy diferente al de La última luna.
La última luna. Melinda Sánchez Merino. Editorial Caligrama. 462 páginas. 20,86 euros.