Sorolla nació junto al mar y en él encontró una fuente inagotable de placer y pintura, convirtiéndolo en uno de sus más fieles manantiales de inspiración. Las horas que pasó a su lado fueron de gran intensidad emocional y así lo demuestra su pintura llena de matices y luminosidad.

La muestra reúne 66 obras de pintura de la propia colección del museo, algunas nunca antes expuestas, y diversos objetos relacionados con el ejercicio de la pintura. Se inserta en la línea, ya iniciada por el Museo Sorolla con anteriores exposiciones, de ir escogiendo aspectos diversos de la obra del pintor para estudiarlos más en detalle, enriqueciéndolos con material complementario y documental que los haga más comprensibles y accesibles para el público.

El tema que más fama le dio

En este caso, el tema escogido es justamente el que más fama dio a Sorolla: la pintura del mar. La exposición acompaña al pintor en su intenso, apasionado estudio del color en el más inquieto de los medios, el agua, y en el más extenso de los escenarios: el mar.

Persiguiendo los fugitivos efectos de la luz sobre el mar, y las volubles atmósferas de las horas del día, las estaciones de año y las distintas geografías, Sorolla desarrolla una técnica veloz que hace de los cuadros del mar los más ágiles e innovadores de su producción.

La exposición se desarrolla en tres secciones: ‘El espectáculo incesante’, ‘Las horas del azul’ y ‘De la naturaleza a la pintura’, y cada una de ellas corresponde aproximadamente a una etapa en la producción del pintor, pero el orden cronológico no es estricto, pues algunos motivos característicos de su pintura se inician en una determinada fecha pero no se abandonan a partir de entonces.

Junto a los cuadros, varias vitrinas con objetos apuntan algunos temas como motivos de reflexión para el visitante: el color y la percepción, el color en la naturaleza, los medios del pintor.