Andrés Alberto Gómez ofrece una visión de dos aspectos contrastantes pero significativos en la producción musical de los Bach: los corales religiosos y las obras de inspiración italiana. Los corales están liga­dos a la liturgia reformada. Lutero, deseando que la comunidad par­ticipase en los servicios religiosos, y convencido de que la música hacía mejores a los hombres, estableció un canto sencillo de forma estrófica. Sobre estas melodías, los compositores compondrían sus corales, con texturas homofónicas y generalmente a cuatro voces.

Pero Bach también se sintió siempre fascinado por la música italiana, y lo mismo otros miembros de su familia, como Johann Bernhard (sobrino y alumno de Johann Sebastian) y el ya citado Carl Philipp Emanuel, cuyas obras se interpretarán en este último concierto del ciclo. De esta manera, la disparidad de géneros para tecla que se cultivaron en los siglos XVII y XVIII tiene en este concierto al clave su perfecto reflejo: el coral vinculado a la liturgia, la chacona sobre un patrón armónico repetido, la variación que alteraba constantemente un mismo material melódico y el capriccio de naturaleza libre y fantasiosa.

Director del Ensemble La Reverencia, Andrés Alberto Gómez es profesor de clave y bajo continuo en el Conservatorio de Música de Murcia.

El caso Bach

Durante el Antiguo Régimen, la transmisión de un oficio de padres a hijos era tan habitual que con frecuencia dio lugar a varias generaciones dedicadas a la misma profesión. En el campo de la música, la saga Bach es sin duda el caso más conocido e insólito, sin parangón en otras artes. Esta familia alemana, con Johann Sebastian como figura más destacada, tuvo entre sus miembros decenas de músicos ininterrumpidamente desde el siglo XVI al XIX. El empleo del piano, el clave y el órgano contribuye a mostrar la riqueza de sonoridades y estilos de la familia musical más importante de la historia.

Esta frecuente transmisión de la profesión explica la abundancia de familias musicales como los Gabrieli, los Nebra, los Scarlatti, los Mozart o los Mendelssohn. También las “alianzas” de parentesco en el ámbito musical: Clara Wieck y Robert Schumann, Cosima Liszt y Richard Wagner, Alma Schindler y Gustav Mahler, Arnold Schönberg y Mathilde von Ze­ mlinsky. Pero, ¿qué ocurre en la música para que este tipo de relacio­nes hayan sido tan abundantes?

Es posible que la respuesta resida en la peculiaridad de este arte: su dificultad técnica, que obliga a un largo periodo de estudio, y el hecho de que se trate de una actividad “compartida”, que suele requerir más de un intérprete, convierten a la enseñanza musical en un proceso familiar.

El caso de los Bach abarca hasta ocho generaciones y es uno de los más singulares dentro de esta dinámica histórica.