El acento de este montaje dirigido por Paco Azorín recae sobre la palabra, explorando sus posibilidades poéticas y evocadoras, así como su potencial para modificar el ánimo y alterar la conducta de quien la escucha. «Creo firmemente en la oportunidad y conveniencia de revisitar la historia de Julio César en un momento claro de banalización del lenguaje y de pérdida de valor de las palabras y, por lo tanto, de las ideas», afirma Azorín.

César, Bruto y Marco Antonio son algunos de los personajes que se pasean por esta obra. El elenco de esta nueva versión está compuesto por Mario Gas, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa, Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo. Ocho actores que dan vida a esta visión contemporánea (no únicamente actual) de la vida de un personaje ya mítico, donde se revisitan las atrocidades cometidas en nombre del poder durante el siglo XX.

Personaje con mayúsculas

Cayo Julio César, político y militar romano, vivió y murió hace más de dos mil años. Sin embargo, la controversia sobre las circunstancias de su muerte ha llegado hasta hoy con una nitidez asombrosa. Y es Shakespeare uno de los mayores responsables de esto. Ya a principios del siglo XVII supo intuir que tras ese nombre se escondía un personaje con mayúsculas y una trama de ideales y traiciones apasionante.

Hablar de cualquier obra de Shakespeare es hablar de actualidad. Los temas que vertebran sus textos son, además de universales, atemporales. Y si abordamos especialmente sus piezas políticas, el bardo inglés se revela como más inmortal de lo que pensábamos.

Julio César es una obra eminentemente masculina y castrense. Los hombres, la guerra, las traiciones, el poder que todo corrompe… Todo envuelto en un lenguaje tosco y directo, alejado de la riqueza estilística shakespeariana, lo que otorga a la obra una fuerza y una violencia poco comunes sobre un escenario.