Alejándose de la fotografía documental, López Bedoya refleja una temperatura emocional y un diálogo de presencia-ausencia con el espacio, el tiempo y la historia. El tiempo marca aquí el ritmo de estas obras, un tiempo detenido que deja suspendidas en el aire las construcciones que los eremitas, aquellos primeros cristianos que optaron por retirarse a vivir en soledad y oración al desierto, edificaron como espacio vital.

Santuarios de silencio pretende ser un testimonio poético de estos espacios llegados hasta nuestros días sin levantar la voz, en el purgatorio del olvido o sencillamente ignorados, pero con unas huellas y cicatrices reflejadas en sus paredes que nos hablan de soledad y remanso, de vidas dedicadas a la iniciación, expiación y purificación, todo ello acontecido en un periodo tan difuso de nuestra historia como es la Alta Edad Media.

Los asistentes podrán entrar de manera gratuita en la exposición, descubriendo estos santuarios edificados probablemente entre los siglos IX y X, lugares donde los eremitas decidieron retirarse, inspirando generaciones más tarde a artistas como El Bosco, Veronés, Tintoretto, Cèzanne, Dalí o Diego Rivera. López Bedoya, por el contrario, pone el acento no en estos habitantes solitarios, sino en el espacio que ocuparon.