La comedia es un género que abarca en realidad casi el infinito de la imaginación humana. Puede combinarse con cualquier otro, en la literatura, el teatro o el cine. Y casi siempre ha sido garantía de pervivencia para un medio. El propio cine español, a través de su accidentada cronología, ha registrado buena parte de sus mayores logros asociándose a lo cómico hasta enraizar en este género la denuncia social, el drama sentimental o la crítica política.

Con la sombra alargada de los maestros de nuestro cine, de nombres tan personales y dispares entre sí como Luis García Berlanga, Edgar Neville, Rafael Azcona o Manuel Summers, los actuales cineastas han desarrollado en los últimos años aproximaciones originales y muy creativas a este género. En este ciclo se puede advertir cómo los directores más integrados en la industria apuestan por hacer de la comedia, nuevamente, el espacio para cruzar referencias cinéfilas y televisivas, reinventar la astracanada, fundamentar el drama familiar o psicológico, sin desdeñar, eclécticamente, recursos de la comedia americana clásica y contemporánea.

Así, los títulos elegidos abarcan desde la comedia juvenil paranormal Promoción fantasma, la comedia dramática Gordos, la disparatada Pagafantas, la casposa Torrente 4: Lethal crisis (Crisis letal), el falso documental Carmina o revienta y la experimental Gente en sitios.