Estos tres artistas tienen como denominador común su relación directa con el entorno natural y su trabajo se realiza casi siempre a raíz de un gran paseo por el campo. Como el propio Richard Long escribe, se trata de “art made by walking in landscapes”, arte hecho a base de andar en el paisaje.

Para llevar a cabo su obra, Roger Ackling comenzó en 1979 a utilizar la madera que encontraba en sus paseos. La quemaba con la luz del sol utilizando una lente con la que iba realizando el dibujo, de ahí que la descripción técnica de su obra, según el propio artista, es “luz del sol sobre madera”.

Otra descripción que hace Richard Long de su propio trabajo es “art about mobility, lightness and freedom”, arte del movimiento, ligereza y libertad. Su obra es fruto de sus caminatas por los paisajes más remotos, algunos de estos paseos de juventud junto con Ackling. En estos recorridos recogía rocas o ramas, que se convierten en una de las señas de identidad de su trabajo. Long es una de las referencias más importantes para los artistas del land art.

Por su parte, Adolfo Schlosser utiliza para realizar sus esculturas distintos materiales naturales, como piel de cabra, cera de abeja, rama de abedul, adobe y algas, entre muchos otros. Schlosser es un peregrino artístico que marcha a su aire y se refugia siempre en lugares agrestes, cuevas, cabañas…, y los convierte en su taller para concentrarse en la naturaleza.