La muestra recoge un total de 44 imágenes que abordan el tema del paisaje desde distintos ángulos y ofrecen al visitante puntos de vista muy diferenciados en este género ya clásico dentro de la fotografía.

Ermitas rupestres

Las diferencias entre los tres autores es palpable. Cuervo-Arango ofrece una mirada clásica del paisaje buscando la armonía y la belleza de la naturaleza. El artista encuentra en la naturaleza una fuente inagotable de significado, misterio y disfrute, con fotografías en blanco y negro y positivadas por él mismo en pequeños formatos. La técnica fotográfica y el resultado final de la copia son parte decisiva de la obra.

López Bedoya presenta su obra en dípticos que integran textos relacionados con el tema, ofreciendo un diálogo entre las ermitas rupestres y su entorno. Esculpidas en su mayoría en la Alta Edad Media, son humildes y apartados refugios a los que los ermitaños se retiraban para practicar oración y penitencia, con el único deseo de alcanzar la paz del alma y la pureza de corazón a través de la “fuga mundi”.

Casas y árboles

Finalmente, Quintanilla presenta una serie de fotografías que exploran el diálogo entre casas y árboles, elementos constructivos y vegetales, lo humano frente a lo natural, y su integración con el paisaje que los rodea. Oasis de soledad, metáforas del abandono rural, fruto de una sociedad desorientada que ensalza como valores únicos el progreso y el éxito económico, tan acelerada que no recuerda sus orígenes y que ha perdido sus propias raíces.

Para la producción de la serie se han envejecido de manera artesanal papeles de algodón de alta calidad con tintes naturales y óxidos que, una vez secados, se han copiado mediante tintas pigmentadas con técnica giclée, lo que convierte cada una de las fotografías en piezas únicas.