En una de ellas, la última capa, hecha con el color Azul Lluvia, cubre completamente a las demás, imposibilitando saber qué colores se esconden detrás de ella. Sin embargo, la otra obra está constituida a partir de capas muy finas, de manera que pueden verse la mayoría de colores que la conforman. Aunque ambas tienen la misma composición, el resultado conseguido es el contrario en cada una.

El título hace referencia a los días de lluvia, muy frecuentes en Santiago de Compostela, lugar de residencia del artista, y que impiden que los skaters puedan salir a patinar.

Las obras de Eirís se conforman a partir de la ausencia de la imagen y, en este caso concretamente, a partir de la ausencia de skaters por culpa de la lluvia. El artista establece un paralelismo tomando como base la ausencia. En su práctica como artista todo tiene un sentido: el título permite entrever la imagen ausente en la obra, el nombre de la pintura que se ha usado nos remite también a ella e incluso la textura de una de las obras, que recuerda a la lija de un monopatín.