La gestación de Luis Seoane. Retrato de esguello se inició hace casi dos años a partir de la colaboración que se estableció entre la Fundación y el MARCO Museo de Arte Contemporánea de Vigo. La idea central del proyecto era realizar una revisión global de la figura de Seoane, considerado hoy como el primer artista contemporáneo de la historia de Galicia.

Creador complejo y diverso, de vocación universal, intelectual comprometido, editor, pintor, dibujante, ilustrador, grabador, muralista, diseñador gráfico e industrial, escenógrafo teatral, poeta, narrador, guionista, ensayista, comunicador en prensa escrita y radiofónica, crítico y teórico de las artes, la trayectoria de Seoane lo sitúa como la personalidad más poliédrica de la cultura gallega del siglo XX.

Luis Seoane. Retrato de esguello.

Luis Seoane. Retrato de esguello.

Esta exposición se concibió con la intención de ofrecer al público una visión lo más completa posible de su obra a través de un recorrido que comenzó en el MARCO para realizar posteriormente diferentes versiones del proyecto y viajar a otros centros de arte como la Fundación Eugenio Granell de Santiago de Compostela y la Red Museística Provincial de Lugo, y regresar ahora, retomando su formato original, a La Coruña para la celebración del veinte aniversario de su Fundación.

Artistas totales

La exposición Carlos Maside – Luis Seoane. Aquel abrazo es un proyecto que se concibe como un diálogo entre los dos primeros artistas totales del arte gallego contemporáneo a partir de la relación epistolar que ambos establecieron a lo largo de una década, y también como un estudio de la huella de Maside en la obra de Seoane.

La muestra recoge el testigo de otro proyecto expositivo realizado con motivo de la inauguración de la sede definitiva de la Fundación en el año 2003: Seoane y la vanguardia. Sus maestros, sus amigos, a través del que se contextualizaba la obra del pintor gallego con el trabajo de otros artistas, entre los que ya se incluía a Maside.

Aquel abrazo es la primera de una serie de aproximaciones que desde la Fundación estudiarán la relación entre ambos creadores, en este caso enfocada al universo pictórico, y que en futuros proyectos se centrará en la utilización de otros soportes como el dibujo o el grabado.

Seoane total

Luis Seoane. O meco, 1963. Óleo sobre lenzo. Colección Museo Carlos Maside.

Luis Seoane. O meco, 1963. Óleo sobre lenzo. Colección Museo Carlos Maside.

Luis Seoane (Buenos Aires, 1910 – La Coruña, 1979) es, para muchos, la personalidad más relevante de la cultura gallega en el siglo XX, al menos en el ámbito de lo artístico y creativo. La suya es una aportación fundamental, máxime por su carácter poliédrico y por su curiosidad infinita, casi siempre profética, que derivaba en una capacidad de trabajo singular.

Los muchos campos en los que desarrolló su labor hacen muy difícil explicar y exhibir la dimensión de su legado, no solo cuantitativamente sino cualitativamente, algo extrapolable a otras figuras como Urbano Lugrís, Eugenio Granell o Cándido Fernández Mazas, aunque es el de Seoane el caso más paradigmático. Ese es el objetivo principal de Retrato de esguello: mostrar la voz de Seoane como un creador total, buscando puntos de unión y relación entre las distintas disciplinas que en otras exposiciones fueron tratadas de manera parcial o individualizada.

La expresividad del color

La muestra proyecta la expresividad del color de su pintura y de sus tapices, su extraordinaria sensibilidad para el dibujo, y su capacidad y dominio de las técnicas del grabado o de la pintura mural, de la que se incluyen bocetos y documentos gráficos. También su ingente labor editorial como impulsor de colecciones o diagramador de revistas, como ilustrador y diseñador de cubiertas y como editor, donde jugó un papel en el desarrollo del libro en Argentina, siempre con la cultura gallega como telón de fondo.

Luis Seoane. Cartel de Otard-Dupuy, ca. 1952. Impresión de litografía. Colección Fundación Luis Seoane.

Luis Seoane. Cartel de Otard-Dupuy, ca. 1952. Impresión de litografía. Colección Fundación Luis Seoane.

 

Por supuesto, su actividad empresarial y papel determinante en el renacer de la fábrica de cerámica de Sargadelos y en la creación del Museo de Arte Contemporánea Carlos Maside de Sada son hechos que tienen su reflejo en esta muestra a partir de sus prototipos cerámicos y que no se pueden disociar de su faceta creadora, como tampoco su labor como periodista radiofónico, poeta, narrador, escenógrafo, guionista y teórico, o su trabajo gráfico en carteles publicitarios.

Paradigma de resistencia cultural y luchador desde el exilio, el Laboratorio de Formas de Galicia es ejemplo de su intención de construir la cultura desde lo universal y lo colectivo y de entender el diseño y el arte como elementos clave para la comunicación y la educación.

Todo su legado

Luis Seoane. Retrato de esguello es una mirada de reojo que actúa a modo de punto de partida o eje sobre el que pivota el estudio pormenorizado de todo su legado en relación con el contexto internacional del arte hasta nuestros días. La exposición, que se concibe como un diálogo con la sala permanente de Seoane y con la muestra que, en la planta baja, indaga en la relación del artista con Maside, abarca sus más de cincuenta años de trayectoria artística a través de más de 200 obras entre pinturas, dibujos, grabados, acuarelas, tapices, carteles publicitarios, bocetos murales, diseños cerámicos y publicaciones.

«Sólo con un abrazo físico sabría expresar mi emoción por tu recuerdo y mi contento de tener en mis manos, desenvuelta en formas, tan viva muestra de la ensoñada inquietud que ahogaba el alma de aquel tan joven y gran amigo de los ¿tan remotos? y embriagados días de Compostela». De este modo se dirigía Carlos Maside desde Galicia a su amigo Luis Seoane, exiliado en Argentina, a través de una carta enviada a este en el año 1947. Las formas a las que se refiere Maside son las de los dibujos del álbum de Seoane Homenaje a la Torre de Hércules, iniciando de esta forma una relación epistolar que comenzará ese mismo año y que sólo se detendrá con su muerte en 1958, estableciendo a partir de entonces una comunicación fecunda que se extenderá a lo largo de más de diez años y que será determinante para el trabajo de ambos.

Maside y Seoane

Carlos Maside. Tenda, 1933. Óleo sobre lenzo. Colección Legado Carlos Maside.

Carlos Maside. Tenda, 1933. Óleo sobre lenzo. Colección Legado Carlos Maside.

Nacido en Pontecesures (Pontevedra) en 1897, Carlos Maside aprovecha una primera estancia en Madrid a los 18 años para participar en tertulias literarias y artísticas y estudiar la obra de los grandes maestros en el Museo del Prado, aunque será sin duda su paso en París, y posteriormente en Múnich como becado de la Diputación de Pontevedra, lo que le pondrá en contacto directo con los movimientos artísticos de la modernidad, como el expresionismo, el constructivismo o el cubismo.

En su formación como artista cabe destacar su labor primera como ilustrador satírico en prensa, una actividad que realiza, al igual que Castelao, con el máximo rigor, así como su trabajo de diseñador gráfico a través del cartelismo y el diseño editorial en libros y revistas. Aborda con gran maestría la práctica del grabado, en especial la xilografía, un soporte a través del que refleja y critica la actualidad política y social a la vez que muestra temas populares a partir de una estética vanguardista, y experimentará con las posibilidades técnicas del dibujo, cuyos logros trasladará posteriormente a su pintura.

A finales de los años veinte, Maside y Seoane coinciden de nuevo en Compostela, donde afianzan su amistad e intercambian ideas sobre arte, comparten inquietudes, lecturas y referentes, y sobre todo, dibujan. Maside es ya un referente estético para Seoane, puesto que es pionero en aplicar desde un punto de vista teórico y formal los postulados de la modernidad en su pintura, rompiendo definitivamente con el academicismo y el clasicismo de la generación anterior.

Para Maside resultan esenciales cuestiones como la prevalencia de la estética sobre la identificación emocional, el empleo de la luz en la pintura, la teoría del color, el estudio de la línea y el plano, así como la reformulación de los temas tradicionales gallegos mediante la introducción, a semejanza de lo que hacían los grandes nombres del arte europeo,de tradiciones artísticas foráneas, como las estampas japonesas, lo que le convierte en gran renovador de la pintura gallega, y confirma su nexo con la obra de Seoane.

Cartas tras la guerra

Tras los años de la Guerra Civil, Maside retoma desde Galicia el contacto con Seoane, exiliado desde 1936, a través de una relación epistolar gracias a la que encuentra una vía de escape para el aislamiento forzoso que padece debido a esa parálisis social y cultural que suponen los años de posguerra. Son dos pintores que se comprenden, que se cuestionan a sí mismos y a su obra, y que comparten gran parte de sus posicionamientos artísticos e ideológicos, como por ejemplo la importancia que ambos conceden al color como elemento de fuerza expresiva, o la voluntad de equiparar la pintura al arte popular con el fin de que el pueblo se reconozca en ella y se sienta identificado con su trabajo.

Es Seoane quien establece con acierto las cualidades que caracterizan la obra de Maside: el rigor de la construcción del cuadro, el cuidado de las formas y la intensidad del color, y posteriormente, el vigor de la composición y la intensidad del dibujo, en un «camino bien actual e inédito a la nueva pintura gallega».

La muestra cuenta con 27 obras de Carlos Maside, en su mayoría cedidas para la ocasión por el Legado Carlos Maside y con nueve de Luis Seoane pertenecientes a la colección de la Fundación. Además, en la exposición se incluyen un dibujo y el primer busto realizado por otro gran renovador del arte gallego, el escultor Xosé Eiroa, cuya obra ejerció una gran influencia en ambos artistas, especialmente en la de Luis Seoane, cuya efigie protagoniza esta pieza presente en la muestra, y por último, un poema inédito de Luis Seoane dedicado a Manuel Antonio en 1935, quien junto a Rafael Dieste y el propio Maside formarían la base que establecería los nuevos códigos de un arte y una cultura gallegas insertadas en la modernidad.