Fernando Llanos. En Tuta la madonna, 2016.

Fernando Llanos. En Tuta la madonna, 2016.

Para la muestra se ha seleccionado una docena de obras que, descontextualizadas, se erigen con vigor y forman un grupo heterogéneo que sorprende y permite adentrarse en los últimos 22 años de este joven creador. En los primeros años de este siglo, Llanos obtuvo reconocimiento internacional por la creación de un personaje llamado Videoman, el superhéroe del vídeo.

Para esta exposición se ha querido presentar la otra cara de la moneda, la del villano, para mostrar su lado más desconocido. «Ha sido mi intención establecer a través de la obra de Fernando LLanos una linea evolutiva desde el principio del videoarte enmarcado dentro de las vanguardias rusas hasta nuestros días. Inevitablemente el propio recorrido me ha acercado a cineastas como Buñuel o Vertov», explica Manuel González Freijo.

El resultado es un breve recorrido por la historia del vídeo en México, que acerca al espectador a Ehrenberg, Carrión y a Sarah Minter, con el objetivo de ofrecer una lectura distinta de este villano moreliano. Su lado desconocido, su lado íntimo y el de su villa.

En palabras de González Freijo, «las obras que he elegido son sólo una pequeña muestra de su extensa producción para tratarse de un artista joven. Hay dos tipos de obras, unas son claramente de denuncia social, mientras que otras pertenecen a un mundo más interior, donde las relaciones humanas y el sexo son la piedra angular».

Fernando Llanos. Jijos de su Puta Madre, 2016.

Fernando Llanos. Jijos de su Puta Madre, 2016.