El gran juego hace referencia al componente lúdico inherente a coleccionar o al modo en que ese mismo aspecto se prolonga en el propio hecho creativo pictórico. Pintar y coleccionar como dos juegos constantes, que desde la infancia se pueden seguir manteniendo, para acabar definiendo la madurez y la personalidad de sus protagonistas en la edad adulta.

El proyecto de Galindo se presenta a través de dos acciones perfectamente diferenciadas en el espacio del Museo. El eje de la exposición se sitúa en el corazón del edificio, el antiguo Salón de Baile y la galería superior de la mansión, que se ve invadido por un gran collage realizado a través de la superposición de miles de páginas en blanco y negro de la revista Goya, sobre las que el autor ha intervenido gestualmente con pintura de una manera brutal y sencilla.

La revista Goya nació en el verano de 1954, gracias al historiador y crítico de arte José Camón Aznar (Zaragoza, 1898-Madrid, 1979), y constituyó un auténtico acontecimiento en la cultura de su época. Con esta actuación, Galindo pretenden dotar de un nuevo sentido, en este caso plástico, a las investigaciones publicadas, mutándolas en paredes caóticas e ilegibles, pero, sobre todo, de alterar el sentido de ese espacio a través de estos restos del pasado.

El artista juega con las páginas, con la pintura, con una intención nunca del todo precisa y abierta a múltiples interpretaciones. Se trata de un juego, del gran juego, que se traslada también a los visitantes. A estos se les propone el reto de encontrar en el collage Atlas de Goya las obras del Museo que figuran en una hoja que se le entrega a los espectadores. Para participar sólo tendrán que escribir el número en el que se encuentran y podrán ganar una obra intervenida por Jorge Galindo.

Influencias

En segundo lugar, y entremezcladas con las piezas del Museo, el público irá descubriendo 13 obras de Galindo y de su propia colección particular, generada a través de intercambios con artistas próximos a él y esenciales en su biografía, como Felicidad Moreno, Julian Schnabel, Santiago Sierra, Ray Smith, Alberto García-Alix o Joaquín Pacheco; autores en los que el artista, aunque formalmente lejano, confiesa reconocerse, al entender que un artista no es sólo autor de las obras que produce sino que, en cierta medida, contribuye y participa de lo que sus contemporáneos pueden estar realizando a su lado.

Para Rafael Doctor, «el artista contemporáneo no es un ser encerrado en su propia burbuja, sino que es un ser múltiple en el que participan otros con los cuales se relaciona y las obras de otras épocas son referencias para sus particulares aventuras o juegos creativos».

La exposición se completa con otras obras realizadas por el artista, como la selección de collages Disparates revisited, y nueve óleos sobre la serie 208 Ladbroke Grove, ambas inspiradas en los Disparates y en los Caprichos de Goya. También se puede ver un gran collage Revistas de Arte I, varios libros del artista y The Raven, una escultura de gran formato realizada mediante ensamblaje de fragmentos de coches pintados al óleo.

Reflexión artística

Reinterpretada III. Jorge Galindo. El gran juego forma parte del programa institucional de ARCOmadrid 2017. El programa, nacido en 2014, busca proporcionar nuevos contenidos a las obras que integran la Colección Lázaro a través de un reto: destacados artistas son invitados a producir creaciones de diversa naturaleza a partir de una reflexión sobre el universo iconográfico de la colección, la figura del coleccionista o el hecho de coleccionar.

Si en anteriores ocasiones Enrique Marty se centró en la figura de Lázaro Galdiano y su obsesión por Goya y Santiago Ydáñez en las naturalezas y animales presentes, como protagonistas secundarios, en las obras del Museo, en este tercer capítulo Jorge Galindo recoge el testigo para aproximarse a la Colección a partir del sentido compartido de ser coleccionista y del interés por la investigación histórica que, desde la institución, se ha reflejado a través de la veterana revista de arte Goya, publicación editada ininterrumpidamente desde 1954 por la Fundación Lázaro Galdiano.