Entre los días 11 de octubre y 18 de noviembre el Real ofrecerá 18 funciones con tres repartos diferentes, en la exitosa producción dirigida por Calixto Bieito que, desde su estreno en 1999 en el Festival de Peralada -que coprodujo la ópera con la Opera Zuid de Maastricht-, ha sido presentada en más de 30 teatros de Europa y América y ofrecida en España en el Auditorio de San Lorenzo del Escorial (2009), el Gran Teatre del Liceu de Barcelona (2010 y 2015) y el Palacio Euskalduna de Bilbao (2014).

Además de este periplo por los teatros de ópera (que proseguirá después del Teatro Real), avalan la calidad de la producción los premios que ha recibido, como el Campoamor, en Oviedo, en 2011, o el Franco Abbiati, en Italia, en 2012.

Para la espectacular itinerancia de la producción ha contribuido, además de la calidad, originalidad y fuerza de la dirección escénica de Calixto Bieito, la escenografía sencilla y eficaz de Alfons Flores.

A lo largo de 18 años, el decorado concebido inicialmente para Peralada y Maastricht se fue adaptando a las características de cada teatro y, caso más insólito, se fue multiplicando: varios teatros han decidido reconstruir el decorado de Carmen, como el Gran Teatro del Liceu, la Ópera de San Francisco (que luego lo vendió a la Ópera de Boston), la English Nacional Opera (en coproducción con la Ópera de Oslo), el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá (cuyo decorado almacenado fue recientemente destruido por un incendio) y, finalmente, la Ópera de París, que realizó la escenografía para el Teatro de La Bastilla el verano pasado y que, por sus proporciones, es el que mejor se adapta al escenario del Teatro Real.

Espectáculo violento

En su propuesta dramatúrgica para Carmen, Bieito aleja la ópera del enfoque pintoresco y traslada su trama a Ceuta durante los años 70, espacio fronterizo propicio al universo del contrabando y la marginación, en el que la situación de los protagonistas se presenta con desgarro, remitiendo al desconcierto que provocó el estreno de la obra en París, en 1875, cuando el público rechazó su drama naturalista.

Georges Bizet, profundamente decepcionado con la mala recepción de su ópera, cansado y enfermo, moriría tres meses después, con apenas 36 años, sin intuir que su Carmen, precursora del verismo italiano, se convertiría en una de las óperas más representadas en todo el mundo.

Siguiendo la estela de Federico García Lorca, que pedía a los actores que mostraran «los huesos y la sangre de sus personajes», Bieito demanda a los cantantes y al coro una interpretación visceral, en que la seducción, la pasión, el sexo, el maltrato, la humillación, el machismo, los celos y la sinrazón llegan al espectador con una violencia emocional y un ritmo trepidante, potenciados por la vida al límite en ese submundo hiperbólico, no exento de una inquietante poesía, que recuerda a Quentin Tarantino o Martin Scorsese.

En el Teatro Real tres repartos de reconocidos cantantes-actores darán vida a la ópera de Bizet, encabezados por las mezzosopranos Anna Goryachova, Stéphanie d’Oustrac y Gaëlle Arquez (Carmen), los tenores Francesco Meli, Andrea Carè y Leonardo Caimi (Don José), las sopranos Eleonora Buratto y Olga Busuioc (Micaëla) y los barítonos-bajo Kyle Ketelsen y Vito Priante (Escamillo) que, con el resto del elenco y el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, actuarán bajo la dirección musical de Marc Piollet, gran experto en el repertorio decimonónico francés.

Las diferentes lecturas e interpretaciones que nacen de la fabulosa partitura de Bizet y su capacidad para provocar emociones hacen de Carmen una obra siempre viva y universal.