La muestra armoniza el rigor clasicista y la experimentación de los medios de masas alternando el dibujo ortodoxo con las nuevas tecnologías para conjugar el placer visual y el juego conceptual, proponiendo una fusión de intenciones intelectuales sobre nuestra cotidianidad.

La artista madrileña se expresa desde una posición transversal donde el oficio tiene un importante peso específico. Su visión crítica asume el arte como pregunta para anhelar respuestas sobre el presente, conjugando y descontextualizando los objetos y códigos actuales con el dibujo como principal hilo conductor, tal como ayer fueron los iconos pintados o reinterpretados en sus singulares composiciones, dotadas de formas que se deforman, en la poética de lo transitorio, el momento dibujado, pixelizado o simplemente soñado.

La exposición coincidirá en febrero con la feria Drawing Room 2018 (21-25 de febrero, Círculo de Bellas Artes), donde la galería presentará también un Solo Project con piezas recientes de García-Fraile.

Delicadeza y crítica

Desde sus inicios, la artista ha venido alternando el dibujo y la pintura con los soportes fotográficos, el vídeo, la escultura o la instalación, aprovechando esa capacidad interdisciplinar para proyectar unos sólidos intereses donde confluyen las investigaciones socio-culturales, la mitología cotidiana, lo íntimo y lo público. Con una amplia variedad de recursos configura impactantes escenografías que armonizan la esencialidad plástica con el juego conceptual, inspirándose en paisajes, arquitecturas, objetos, símbolos y códigos de nuestro tiempo que construye o sintetiza a partir de una exquisita delicadeza y de una comprometida crítica a la sociedad de consumo.