La obra de Díaz Sosa se podría definir a partir de la construcción de espacios arquitectónicos, perfectamente envueltos en un aura de misterio y que invitan a la reflexión. Con una paleta muy particular y un fiel trazo, su obra se hace inconfundible.

Gustavo Díaz Sosa. De la serie "Huérfanos de Babel", 2018.

Gustavo Díaz Sosa. De la serie «Huérfanos de Babel», 2018.

La muestra refleja una sociedad retratada por los comportamientos individuales, afectada por las verdades que se revelan ante ella y cómo éstas consiguen cambiar el rumbo del hombre. A través de una cuestión existencial, el destino se trunca y queda poco por hacer: ir a la deriva o tomar las riendas, aceptar y seguir adelante.

Una vez más, la vida pone a prueba al hombre en esta serie, dándole también ese espacio en todas las escenas y mostrando la pesadumbre que conlleva la experiencia de ser y de los viajes introspectivos a los que nuestro camino nos conduce. Carlos Delgado Mayordomo define De revelaciones a encrucijadas como un viaje hacia el despertar del hombre, el renacimiento de éste y/o la toma de conciencia del ser y de nosotros mismos. El lugar en el que nos encontramos, probablemente, sea fruto de esas encrucijadas.

Paisajes arquitectónicos

A través de paisajes arquitectónicos manchados de color, el artista cubano pretende hacer reflexionar al espectador sobre su propio destino, y hacia dónde lo conduce. Las líneas que atraviesan las piezas de lado a lado nos transmiten esa inestabilidad en la vida de todo ser humano, lo frágil que se torna todo cuando aparece la duda, el cuestionamiento y la autocrítica. Consigue, como siempre, captar toda la atención de sus espectadores con sus impactantes grandes formatos y paisajes que simulan una distopía más cercana de lo que creemos.