La estabilidad fue crucial para la producción de artículos de lujo: los reyes asirios guerrearon por construir un imperio que abarcaba desde el Mediterráneo hasta el golfo Pérsico. Su dominio reavivó las rutas comerciales y la demanda de artículos de lujo, así como más tarde sucedió con otros imperios, como el babilónico y el aqueménida. Alejandro Magno fue una pieza clave en esta historia: ávido de las riquezas del Imperio Aqueménida, fue conquistando tierras hasta que llegó a Oriente Próximo. Su triunfo aportó prosperidad y refinamiento a Grecia, y dio lugar a una mezcla ecléctica de elementos culturales: la helenización.

Placa decorativa. Fortaleza de Salmanassar, Nimrud (Irak). 900-700 a.C. Marfil. ©The trustees of the British Museum.

Placa decorativa. Fortaleza de Salmanassar, Nimrud (Irak). 900-700 a.C. Marfil. ©The trustees of the British Museum.

Los objetos de esta exposición no solo tienen un gran valor artesanal, sino que también fueron realizados con exquisito gusto y gran refinamiento. También permiten percibir el contexto en el que fueron creados y las redes donde se comerciaba con ellos.

La muestra incluye un total de 217 piezas de las destacadas colecciones que atesora el British Museum. Los objetos van desde delicadas piezas de marfil y joyas, pasando por ornamentos de mobiliario, vidrios, cerámica y metales preciosos, hasta relieves asirios de gran tamaño. Entre ellos destacan los relieves de pared del famoso Palacio de Nínive, así como las exquisitas piezas y miniaturas procedentes del Tesoro del Oxus, el mejor conocido de objetos de oro y plata de la antigua Persia, y de extraordinaria importancia por la calidad de sus piezas.

Objetivo militar

Para muchos gobernantes, la adquisición de objetos de lujo era un objetivo militar. En concreto, los reyes asirios obtenían grandes cantidades de estos objetos a través de saqueos y de exigentes tributos. La exhibición de la riqueza reforzaba el poder político e intimidaba a los enemigos. El equipamiento militar también se embellecía para convertirlo en objeto de lujo.

Los encargados de cubrir la demanda de artículos de lujo por parte de la élite gobernante fueron artesanos y comerciantes fenicios que hicieron de intermediarios. La costa levantina era el feudo de los fenicios, pero expandieron sus colonias y asentamientos por todo el Mediterráneo y por el norte de África. Su estilo artístico reflejaba las conexiones y el comercio con Grecia, Egipto y Oriente Próximo.

La demanda de artículos se extendió a todos los niveles de la sociedad, por lo que se produjeron copias y versiones más baratas de este tipo de objetos. La imitación, la adaptación y la creación de nuevos objetos inspirados en los originales fueron la respuesta de la élite a los nuevos contactos entre diferentes zonas, lo que generó nuevas formas de lujo. La élite compartía el gusto por la ostentación sensorial y los entornos lujosos (incluidos los jardines), acompañados de aromas exóticos y bellos sonidos. También le gustaban los buenos manjares.

La extraordinaria riqueza del Imperio Aqueménida resultó irresistible para Alejandro Magno. Sus campañas aumentaron significativamente la cantidad de oro en circulación en las zonas occidentales de su imperio, y llevaron la cultura y el arte griegos por todo Oriente Próximo, lo que supuso el fin de la diversidad cultural y de los estilos artísticos propios de los siglos anteriores.