La exposición se acerca a la figura de Galdós a través del poder evocador de la fotografía y a su cualidad de espejo del pasado y fuente de memoria. Bajo el comisariado de Publio López Mondéjar se presentan retratos del maestro, pero la exposición no se limita a la recreación de un retrato de Galdós, sino que sitúa al escritor en el contexto histórico, social y cultural de la España de su tiempo.

Así, uno de los ámbitos de la muestra se centra en la representación de los escenarios en los que transcurrió su vida, sobre todo en ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Toledo y Santander. En otro ámbito se reúnen los retratos de los personajes que protagonizaron la historia y la cultura españolas durante los años de vida del escritor, desde Isabel II, Amadeo I, Alfonso XII, Alfonso XIII, Emilio Castelar, Antonio Cánovas, Práxedes Mateo Sagasta, Baldomero Espartero, Juan Prim, Clarín, Emilia Pardo Bazán, Ruperto Chapí, María Guerrero, Margarita Xirgu y otras figuras sobresalientes del siglo que ya comienza a conocerse como el de Galdós.

Incluye, además, una selección de los reportajes fotográficos que se le dedicaron en las publicaciones de la época, como La Ilustración Española y Americana, ABC, Blanco y Negro, El Fígaro, Por esos mundos, El Arte del Teatro, Nuevo Mundo, La Esfera, El País y Mundo Gráfico. También se presenta un audiovisual sobre el escritor realizado por la cineasta galdosista Arantxa Aguirre.

Esta muestra ha sido organizada por Acción Cultural Española (AC/E), la Comunidad de Madrid y la Consejería de Educación y Cultura de la Región de Murcia.

Crónica luminosa

El comisario de la muestra, Publio López Mondéjar, recuerda que «Pérez Galdós no fue sólo el más alto narrador español desde Cervantes, el más popular y querido por sus lectores. Fue también un brillante periodista, colaborador de diversas publicaciones españolas y americanas; director del más importante diario de los días del reinado de Amadeo de Saboya; dibujante y pintor notable; crítico y cronista musical desde que llegó a Madrid, en 1862. Fue también un referente intelectual y moral, la persona sabia e indulgente, que nos dio a conocer las plurales tierras de España; un observador clarividente de las malandanzas históricas de nuestro país, no sólo de su tiempo, sino de los días más alejados de los confines de su propia memoria».

Amigo de músicos, actores, periodistas, editores, literatos, artistas y políticos, Galdós, recuerda el comisario, «frecuentó también la compañía de algunos de los fotógrafos que le retrataron a lo largo de más de medio siglo, como Franzen, Alfonso y Kâulak. Dada su poliédrica personalidad como novelista, dramaturgo de éxito y abanderado de las causas nobles de su tiempo, las cientos de fotografías que se han reunido constituyen en sí mismas una crónica luminosa de la vida del escritor y un documento gráfico inapreciable, que permite acercarse a la evolución de la fotografía española, desde la revolución del retrato, en los días isabelinos, hasta la hora de su muerte y su multitudinario entierro».