Nada más entrar, el visitante se encuentran con Lava residue (2021), una obra compuesta a partir de un conjunto de láminas de vidrio de colores superpuestas y distribuidas a lo largo de una estantería hecha de madera de derribo, recogida en las costas de Islandia. Procedente de Siberia, la madera fue transportada a Islandia por las corrientes marinas y blanqueada por el sol y el agua salada durante su largo tránsito. Se han recortado círculos y elipses de las capas de vidrio para revelar los tonos y las formas ocultas tras ellos.

Suspendidas del techo, la serie de brújulas Compass travellers (2022) aborda directamente la constante fascinación de Eliasson por los instrumentos de navegación. Estas brújulas únicas, que incorporan una flecha de arco como aguja, nos vinculan con los demás a través de un fenómeno subjetivo, pero también compartido: la particular sensación visual de la brújula apuntando al norte es algo que todos entendemos y compartimos. «La brújula –destaca el artista– me permite adentrarme en un terreno desconocido sin perderme. En mi arte a menudo trabajo con la brújula como herramienta de navegación. Nos conecta tanto con nuestro destino final como con nuestra ubicación actual. Pero no se limita a mostrarnos el camino que debemos seguir, sino que también nos indica cómo se organiza todo lo demás».

La proyección que completa la muestra, The missing left brain (2022), despliega ante el espectador una sinfonía siempre cambiante de sombras y reflejos, producida a través de las alineaciones fortuitas de lentes giratorias y dispositivos ópticos.

Por terrenos infinitos

Esta exposición, destaca Olafur Eliasson, «explora dónde estamos ahora y cómo navegamos en nuestra vida cotidiana y en el complejísimo mundo actual. Una cosa es indagar en nuestro sentido de la presencia; otra, considerar hacia dónde vamos y cómo será el futuro. En Navegación situada la serie de brújulas Compass travellers y las acuarelas Situated absence navigator recuerdan a relojes o radares que emergen de finas capas de color luminoso y nos invitan a adentrarnos en terrenos infinitos. Sólo hay un ligero riesgo de perderse. La autorreflexión y un cierto conocimiento puede que te acompañen».