Comisariada por Àngels de la Mota y Maite Borràs, la muestra, que ya pudo visitarse en Barcelona, presenta una experiencia inédita: exhibe obras de Rosa Amorós, Miquel Barceló, Georg Baselitz, Luis Feito, Joan Hernández Pijuan, Manolo Millares, Joan Miró, Susana Solano, Hiroshi Sugimoto y Antoni Tàpies junto a objetos de sus colecciones personales. Por ejemplo, caligrafías orientales en el caso de Miró y de Tàpies, objetos religiosos japoneses en el de Sugimoto, cerámicas aborígenes en el de Millares u obras de arte africano y asiático pertenecientes a Solano.

El título de la exposición remite al periodista político y crítico literario alemán C.W. Ceram, conocido por sus obras de divulgación sobre arqueología y, en especial, por el libro Dioses, tumbas y sabios. Para De la Mota, se trata, en cierta forma, de arqueología; más concretamente de un tipo de arqueología «de artista», puesto que «partiendo de las obras de estos 10 creadores proponemos un recorrido a través de los objetos que han ido reuniendo en sus casas o en sus estudios a lo largo de los años».  Así, estas «piezas, procedentes de culturas no occidentales y obras de arte poco conocidas, que forman o han formado parte de sus colecciones más personales, desvelan, como si de un yacimiento arqueológico se tratase, los estratos ocultos de sus vidas».

Maite Borràs, por su parte, destaca que la observación de estas colecciones «es particularmente valiosa por su capacidad de revelarnos aspectos relacionados con el imaginario del artista, sus referentes, sus intereses y obsesiones, sus procesos creativos y, en definitiva, su propia obra».