El personal lenguaje estético y escenográfico de Robert Wilson, responsable de la puesta en escena, decorado e iluminación, concede a la ópera de Puccini un aura espectral muy ajustada al universo dramatúrgico y sonoro de la partitura, que evoca un mundo ancestral de reminiscencias orientales. Wilson destaca que la ópera se mantiene esencialmente igual que cuando se estrenó, siendo la diferencia principal los intérpretes: «Repetirse es una forma de aprender».

El concepto dramatúrgico, metafórico y visual de su puesta en escena, con siluetas a contraluz, máscaras y movimientos casi rituales, es el ideal para contar la leyenda de la fría, despiadada y sanguinaria princesa china, enmarcada en su espacio escenográfico y estético ‘natural’, que entronca directamente con el milenario teatro de sombras oriental.

Los personajes se convierten así en arquetipos legendarios y hieráticos, y la sutil paleta lumínica se recrea con los colores orquestales de Puccini y con poéticas sinestesias que van de los tonos glaciales de la desalmada protagonista a las tonalidades cálidas del recogimiento de Liù, cuya muerte, en la partitura, coincide con la del propio compositor, quien dejó la obra inacabada. «Personalmente pienso que Puccini no la terminó porque no supo cómo hacerlo», opina Wilson.

Giacomo Puccini falleció en Bruselas en 1924, cuando se sometía a un tratamiento del cáncer de garganta que padecía. Se encontraba entonces en una encrucijada para concluir el tercer acto de Turandot, con un sorprendente final feliz en el que el amor triunfa sobre la perfidia. Su discípulo, Franco Alfano, se encargó de concluir la partitura partiendo de los esbozos y notas dejados por su maestro y bajo la atenta supervisión de Arturo Toscanini, quien dirigió su estreno póstumo en La Scala de Milán en 1926, en una célebre velada en la que el director italiano cortó abruptamente la representación –después del adagio que entona el coro tras la muerte de Liù– para dirigirse al público: «Qui il Maestro finí» (Aquí terminó el maestro). En las sucesivas funciones se ha utilizado el final de Alfano, que es el que desde entonces se emplea normalmente, pese a que Luciano Berio escribió otra versión estrenada en 2002 en Salzburgo.

Turandot traerá al Real, una vez más, a su principal director invitado, Nicola Luisotti, que estrenó la producción junto a Robert Wilson. Se pondrá nuevamente al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real –y también de los Pequeños Cantores de la JORCAM– para dar vida a la genial partitura de Puccini. Se alternarán tres cuartetos protagonistas, con las sopranos Anna Pirozzi, Ewa Płonka y Saioa Hernández (Turandot), los tenores Jorge de León, Michael Fabiano y Martin Muehle (Calaf), las sopranos Salome Jicia, Ruth Iniesta y Miren Urbieta-Vega (Liù) y los bajos Adam Palka, Liang Li y Fernando Radó (Timur).

Con esta obra, Andrés Máspero concluye su trabajo al frente del Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo), del que es director desde su creación, en 2010, concediendo a esta formación un gran reconocimiento nacional e internacional. El importante papel del coro en la postrera y genial partitura de Puccini será también un homenaje a su brillante carrera.

In memoriam

Pedro Lavirgen. Fotos: © Javier del Real | Teatro Real.

Pedro Lavirgen. Fotos: © Javier del Real | Teatro Real.

Las funciones de Turandot estarán dedicadas a la memoria del gran tenor Pedro Lavirgen (Bujalance, Córdoba, 1930 – Madrid,  2023), uno de los grandes intérpretes del papel de Calaf de su generación.

Lavirgen no pudo interpretar en el Teatro Real a los grandes personajes que lo encumbraron porque el apogeo de su brillante carrera transcurrió durante el período en el que el coliseo de la Plaza de Oriente fue sala de conciertos y las óperas se representaban en el vecino Teatro de la Zarzuela. Pero en 2018 el Real le dedicó las funciones de Aida, también con dirección musical de Luisotti. Entonces el tenor ocupó un lugar protagonista en la rueda de prensa de presentación de la ópera, recordando su larga carrera, llena de éxitos y anécdotas y en la que tuvo siempre el cariño del público y de sus compañeros.

También se homenajeó a Lavirgen pocos días después de su fallecimiento, en una actuación lírica en la Carroza del Teatro Real en Córdoba –con la soprano Sonia Suárez, la mezzosoprano Alejandra Acuña, el barítono Willingerd Giménez y la pianista Cristina Sánz– y a él estará dedicada la última edición de Enfoques de esta temporada, el próximo 28 de junio a las 20.15 h.