En el proyecto inicial de Medea, rechazado por la Ópera de París en los turbulentos años que sucedieron a la Revolución Francesa, Luigi Cherubini (1760 – 1842) y su libretista François-Benoît Hoffman (1760 – 1828) pretendían concebir una ópera enteramente cantada. Al carecer del apoyo que se necesitaba para sufragar la producción, se optó, in extremis, por adaptarla a los dictámenes estructurales de la opéra comique, articulando extensas partes habladas con la vibrante música de Cherubini, alabada con entusiasmo por Beethoven, Brahms o Wagner.

La partitura se estrenó en 1797 en el Théâtre Feydeau, en París, y desde entonces se sucedieron 10 versiones de la misma que, pese a alejarse del universo musical y estilístico de Cherubini, lograron que tuviera períodos de gran éxito, sobre todo en Alemania, en el siglo XIX. Allí triunfó la versión de Franz Paul Lachner, que musicó una reducción de las partes habladas traducidas al alemán con una partitura posromántica de perfume wagneriano, adaptada al italiano a mediados del siglo XX y consagrada por el talento y desgarro de Maria Callas en sus icónicas interpretaciones de Medea.

Alan Curtis (1934 – 2015), director de orquesta, clavecinista y musicólogo, que en el Teatro Real dirigió Tolomeo y Agrippina de Händel en 2009, concibe una versión de Medea inédita hasta hoy, íntegramente cantada, como deseaba Cherubini, componiendo la música para una reducción de las partes habladas originales, que transformó en recitativos acompañados, emulando el estilo del compositor.

Esta nueva versión musical será estrenada ahora por Ivor Bolton, otro gran director, clavecinista y especialista en el repertorio clásico y barroco, que estará al frente de dos grandes repartos (en los que se alternarán tres medeas) y del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Precisamente con esta nueva producción, José Luis Basso inicia su trabajo como nuevo director del Coro.

La nueva producción, con dirección de escena y escenografía de Paco Azorín –que ya dirigiera en el Real Prigioniero y Suor Angelica en 2012, y Tosca en 2021– propone una lectura descarnada y actual de la tragedia de Eurípides, que retrata el terror en el que viven los hijos de Medea y Jasón, víctimas silenciosas del odio, la venganza y las luchas de poder de sus padres.

Violencia vicaria

En la producción se articulan el ‘no tiempo’ mitológico, con el arquetipo de Medea como semidiosa ultrajada, que clama a los dioses para vengar la ignominia y la traición de los humanos; y la actualidad, con la denuncia explícita de la violencia vicaria, en la que un marido miserable y sin escrúpulos y una mujer traicionada y vengativa erigen el terrible infierno donde padecen sus hijos –que ambos aman– hasta la muerte.

La escenografía, una compleja estructura de 26 metros de altura (cerca de seis pisos), evoca el inframundo mítico del Tártaro y está inspirada en el Infierno de Dante, con ocho círculos concéntricos al que descienden los personajes, incluyendo las Furias, interpretadas por virtuosos artistas de parkour (disciplina física en la que los atletas intentan superar todo tipo de obstáculos para moverse en distintos espacios, trepando, saltando, arrastrándose, etc.).

Plano general de 'Medea'; arriba, Enea Scala (Jason). Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real.

Plano general de ‘Medea’; arriba, Enea Scala (Jason). Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real.

Tres grandes sopranos asumirán el dificilísimo papel titular: Maria Agresta, Saioa Hernández y Maria Pia Piscitelli. Estarán secundadas por los tenores Enea Scala y Francesco Demuro (Jasón), las mezzosopranos Nancy Fabiola Herrera y Silvia Tro Santafé (Neris), los bajos Jongmin Park y Michael Mofidian (Creonte), y las sopranos Sara Blanch y Marina Monzó (Dirce), en los roles principales.

La nueva partitura que se escuchará en el Teatro Real, con edición de Heiko Cullmann y recitativos de Alan Curtis, supone un nuevo acercamiento a la obra Cherubini. La tensión dramática que impregna su música, llena de contrastes dinámicos, efectos expresivos y fluctuaciones rítmicas ha dejado una fuerte impronta en el devenir de la ópera romántica, y tal y como afirmara Brahms: «Es la obra que nosotros, los músicos, reconocemos entre nosotros como la cumbre mayor de toda la música dramática».

El florecimiento de Medea en los últimos años hace finalmente justicia a una partitura incomprensiblemente olvidada y maltratada.


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Las funciones están dedicadas a Maria Callas (1923 – 1977), icónica intérprete de esta heroína trágica, en el año del centenario de su nacimiento.

Temporada ecléctica

– El mito griego de Medea, según la tragedia de Eurípides, inspiró la ópera de Cherubini que inaugura esta temporada en el coliseo madrileño y también la de Marc-Antoine Charpentier, que se presentará en junio.

– El poema Orlando Furioso, de Ariosto, es otro de los mitos literarios que vertebra la nueva temporada, cuya programación operística cuenta con 21 títulos, 13 de los cuales nunca se han presentado en su escenario.

– Una temporada ambiciosa, con una programación ecléctica, con nueve nuevas producciones, incluyendo dos estrenos de óperas españolas y cinco estrenos de óperas que nunca se han presentado en España.