La primera de ellas invita al visitante a observar las capturas de Erwitt, que lograron convertir en extraordinarios momentos de la vida cotidiana; la segunda sección guarda las imágenes en las que fue capaz de captar, de una manera única, a cualquier animal que se presentara frente a su objetivo y, al tiempo, reflejar la perspectiva de la mirada de los animales, sobre todo los perros; y la tercera ofrece un recorrido por sus obras más abstractas, que conforman el escenario de esa comedia humana que quería mostrar.

Cada una de estas secciones está compuesta por «impresiones de trabajo» (122), obras utilizadas originalmente por el propio Erwitt para el desarrollo de libros o revistas. Y las «impresiones maestras» (13), copias de época de gran formato que representan una selección de sus fotografías más icónicas con el fin específico de exhibirse en museos o galerías. Juntas forman una colección que procede del estudio de Erwitt y que se presentan por primera vez ante el público con esta disposición.

Esta muestra ha sido coproducida por Magnum Photos y la Fundación Canal y su comisaria es Andrea Holzherr, directora global de Exposiciones de Magnum.

Blanco negro e ironía

Las ocurrencias visuales que inundan las fotografías de Erwitt despiertan una sonrisa cómplice en el espectador, haciéndole partícipe del espectáculo de la comedia humana. A lo largo de la exposición se puede observar cómo encontraba humor en lo peculiar del comportamiento, en sus escenas callejeras o en la intimidad de lo doméstico que inmortalizó con su cámara. La humanidad de sus obras hace referencia a la mirada del fotógrafo, por la conexión emocional que crea con lo retratado. Lejos de la planificación y de una metodología inmutable, su trabajo es fruto del placer diario de salir al encuentro de la imagen, combinado con la maestría de la técnica fotográfica. Son el uso del blanco y negro, junto a la ironía, sus señas de identidad.