En este recorrido, Carmen Calvo actúa como piedra angular que conecta ambos momentos de la galería: el fundacional y el actual. A través de todo tipo de técnicas contemporáneas, como la fotografía, la escultura, los materiales orgánicos o las instalaciones escultóricas, las artistas abordan temas como la memoria y el olvido, la censura y la resistencia, los procesos y la transmutación de la materia, el territorio y la naturaleza, la intimidad y la comunidad, lo frágil y lo poderoso.
Como explica Caplliure: «El sueño de la serpiente se perfila como una exposición definida por relatos que se entrecruzan y unen en una suerte de ficción reparadora. A esta idea de ficción, que es capaz de paliar los momentos de injusticia, censura, dolor, anonimato o incomprensión, se suma una valerosa mirada transformadora que propone un espacio de posibilidades».
Así, todas las obras que componen la muestra se abren a la interpretación. «Cada una nos sacude para también transformarnos. Bajo el pleno convencimiento del poder de las prácticas reparadoras que, atendiendo al dolor, al vacío o al silencio, se deslizan sinuosamente hacia el cuidado, lo posible y lo parlante, los trabajos proponen diferentes posturas para hacer mundos», concluye Caplliure.
Para Olga Adelantado, esta muestra pone el foco en cómo se conjugan los dos momentos de la galería: «Queríamos mirarnos con honestidad: elegir las obras que nos han hecho crecer y ponerlas a conversar con artistas que hoy empujan otras posibilidades. Esa fricción afectiva es nuestra manera de pensar el futuro».
Desde 1985
Fundada en Valencia en 1985 por Luis Adelantado, la galería nació con la vocación de tender puentes entre la creación contemporánea española e internacional, apoyando tanto a artistas consolidados como a nuevas generaciones. En 2009 abrió sede en Ciudad de México, convirtiéndose en una de las primeras galerías españolas con presencia en Latinoamérica.
Actualmente, con su actividad centrada de nuevo en Valencia y bajo la dirección de Olga Adelantado desde 2015, la galería combina su legado familiar con una mirada renovada. Con una superficie de 1.500 metros cuadrados, cuenta con cinco plantas dedicadas al arte contemporáneo y una estructura que permite extender el diálogo entre pisos. Aprovechando la verticalidad del edificio, puede albergar simultáneamente exposiciones individuales y colectivas, así como programas paralelos.






















