Este recorrido por más de 200 fotografías, entre las que se encuentran obras pertenecientes a las Colecciones de Fundación Mapfre, muestra la realidad de la bulliciosa América de la segunda mitad del siglo XX, lo que le valió al fotógrafo el apelativo de «Cronista de América». Winogrand fotografió la vida cotidiana: hombres de negocios, mujeres, atletas y actores famosos, hippies, rodeos, políticos, soldados, aeropuertos, manifestaciones y zoos son algunos de los temas que se suceden en sus fotografías.

La exposición está dividida en tres grandes bloques: el primero, Bajando desde el Bronx, recoge las fotografías tomadas por el artista en Nueva York desde sus inicios en 1950 hasta 1971; la segunda sección, Un estudiante de Norteamérica, presenta fotografías del mismo periodo, pero realizadas fuera de Nueva York. La muestra se cierra con Auge y crisis, con imágenes de Texas y California del Sur, además de Chicago, Washington, Miami y otros lugares, tomadas en sus últimos años, desde 1971 hasta su prematura muerte.

Estudiante

Fotógrafo de las calles americanas, Winogrand ha sido relacionado con sus contemporáneos Diane Arbus y Lee Friedlander, con quienes compartió la crucial exposición New Documents en el MoMA de Nueva York para una nueva redefinición de la fotografía documental. Winogrand trabajó con una energía y entusiasmo increíbles que dio como fruto, a pesar de su corta vida, al menos 2.000 carretes en los que captó la vida cotidiana de su país.

A partir de 1955, impulsado por un interés personal, recorre el país recogiendo las manifestaciones y los movimientos pacifistas y contraculturales de la década de los sesenta, derivados de la Guerra de Vietnam o la crisis de los misiles, reflejando en sus fotografías un sentimiento de desintegración nacional. Este retrato social le ha valido comparaciones con Walt Whitman, quien se acercaba y mostraba el mundo a través de personas, lugares y objetos. «Podría decir que soy un estudiante de la fotografía, es cierto; pero, en realidad, soy un estudiante de Norteamérica», pronunció el fotógrafo.

Incomprendido

El acto de tomar imágenes era mucho más interesante para el fotógrafo que imprimir fotografías, editar libros o concebir exposiciones. De hecho, a menudo permitía a otras personas que realizaran estas actividades en su lugar. A su fallecimiento en 1984 quedaron aproximadamente 6.500 carretes sin revelar, unas 250.000 fotografías que jamás habían sido vistas.

Winogrand alcanzó en vida un importante reconocimiento y expuso en importantes museos. Editó cinco libros: The animals (1969), Women are beautiful (1975), Garry Winogrand (1976), Public relations (1977) y Stock photographs (1980). No obstante, estas publicaciones solo muestran una sucinta parte de su obra, restringida a unos pocos temas que no son representativos de toda su labor. A pesar de este reconocimiento es quizá el más incomprendido de todos sus contemporáneos debido a su temprana muerte.