A lo largo de dos intensos años, Ainaud trabajó en Cataluña, capturando la esencia de la región. Sin embargo, la autoría de sus fotografías se atribuyó al fotógrafo y empresario que encargó y comercializó sus imágenes. El conjunto fue exhibido por primera vez en Barcelona en 1872, pero hasta esta muestra no se reivindicaba su autoría real. Se reconoce, por fin, el trabajo, el talento y la sensibilidad de Ainaud, quien logró capturar los detalles más sutiles y transmitir la atmósfera de la época.

Ainaud sumerge al espectador en la vida cotidiana, los paisajes y las tradiciones. A través de su lente se contempla la belleza de ciudades como Barcelona y Tarragona, así como los paisajes rurales y aspectos destacados de la cultura catalana. Desde la arquitectura icónica hasta los trajes tradicionales, cada imagen da cuenta de su historia, riqueza y diversidad. Además de las fotografías, en la muestra también se incluyen elementos adicionales, como documentos históricos, que contextualizan y enriquecen la experiencia del visitante.

Negocio prometedor

En el siglo XIX la fotografía en papel comenzó a destacarse como un negocio prometedor, y surgieron empresas dedicadas a la distribución de reproducciones de obras de arte, retratos de personalidades y vistas de ciudades y arquitectura monumental. Entre estos comercios destacaron las firmas Bisson Frères en Francia, la London Stereoscopic and photographic Company en Reino Unido, Fratelli Alinari en Florencia y J. Laurent en España. La producción fotográfica de esas empresas llenó el mundo occidental de miles de copias fotográficas en distintos formatos.

Esta inmensa producción de negativos –en placas de vidrio de gran formato– y positivos –mayormente en papel a la albúmina– exigió la contratación de un ingente número de fotógrafos, que trabajaron al servicio de esas empresas. La mayoría concentró su actividad en los talleres dedicados a la producción de copias en papel, pero los mejores operadores se dedicaron a visitar los museos para hacer reproducciones de las obras de arte o bien a recorrer grandes áreas geográficas impresionando vistas de ciudades y de su arquitectura monumental en placas de vidrio, que servían después de matrices para hacer las reproducciones en papel. Entre estos destaca Jules Ainaud.

Cuantiosa contribución

Nacido en 1837 en Lunel (Francia), Ainaud se instaló definitivamente en Barcelona en 1872. Durante la década de 1860 trabajó como retratista en varias ciudades, incluyendo Manresa, Cardona, Igualada y posiblemente Málaga. Entre 1870 y 1872 fue cuando colaboró con la casa J. Laurent de Madrid, reproduciendo obras de arte y capturando vistas de ciudades y monumentos en Valencia, Murcia, Tarragona, Girona y Barcelona.

En la década de 1890 realizó retratos en Barcelona para el fotógrafo Antonio Esplugas y posteriormente se estableció con su propio estudio en asociación con Anacleto Planas. Ainaud continuó ejerciendo la fotografía hasta su fallecimiento en 1900 en la Ciudad Condal, dejando un legado que solo en años recientes ha sido objeto de investigación.

Su producción al servicio de Laurent fue importante y cuantiosa. Se han podido documentar unas 430 fotografías realizadas por él, cifra que representa casi un nueve por ciento de las imágenes comercializadas por la casa, que las incorporó a sus catálogos comerciales de los años 1872 y 1879. De las placas que Ainaud impresionó en Cataluña se comercializaron 204, más de un centenar de las cuales pueden contemplarse ahora en La Cataluña de Jules Ainaud (1871-1872).

Esta exposición es una oportunidad única para admirar y apreciar su legado fotográfico y ofrece un reconocimiento tardío pero necesario a un fotógrafo que contribuyó significativamente al registro visual de Cataluña y de España.