En la diversidad de vivencias de Calle a lo largo de estas cuatro décadas queda patente su relación con los otros y con ella misma; es decir, su intención de construir la mirada y de autoconstruirse. Sus obras no han dejado de hacerse en primera persona. Por otra parte, la relación con el otro, con los demás, también queda implícita en esta búsqueda de la belleza y del arte en sus diversas vertientes.

Sophie Calle. Prenez soin de vous. Chanteuse de tango, Débora Russ [Cuídese mucho. Cantante de tango, Débora Russ], 2007 (detalle) © Sophie Calle/ADAGP, Paris, 2015. Courtesy Galerie Perrotin and Paula Cooper Gallery.

Sophie Calle. Prenez soin de vous. Chanteuse de tango, Débora Russ [Cuídese mucho. Cantante de tango, Débora Russ], 2007 (detalle) © Sophie Calle/ADAGP, Paris, 2015. Courtesy Galerie Perrotin and Paula Cooper Gallery.

Teniendo en cuenta este doble juego, el recorrido de la exposición se estructura en dos partes. Por un lado se presentan los proyectos que tienen que ver con los otros, con lo ajeno, siempre a través de la construcción de la mirada y en búsqueda de la belleza. Esta sección se abre con la serie Les Aveugles (1986), la única pieza de la exposición que formó parte de la última gran muestra que se dedicó a Sophie Calle en España, en la Fundación ”la Caixa”, tanto en Madrid como en Barcelona (1996-1997). En ella se puede constatar que su afán indagador persiste, no solo sobre el tema de la ceguera, sino también sobre la manera de recordar aquello que ya no está, sobre lo que define la identidad, sobre la belleza, a partir del mar, de un cuadro o de una persona.

Relato personal y ficción

En la segunda parte de la exposición se presentan los proyectos que Calle desarrolla en torno a uno de los núcleos centrales de su investigación: la relación entre la veracidad del relato personal y la ficción. Aquí se encuentra la serie Autobiographies, con diferentes episodios narrados por la propia artista, o la instalación más importante de su carrera, Prenez soin de vous (2007), una obra expuesta en el pabellón francés de la Bienal de Venecia.

El recorrido expositivo finaliza en el antiguo comedor del Palau de La Virreina, convertido en una habitación ocupada por Sophie Calle, con los objetos que son parte de la construcción de la artista, con su manera de vivir el amor, los anhelos y de relacionarse con los demás, así como con el arte.

Desde finales de los años setenta, Sophie Calle fusiona imagen y narración. Su trabajo organiza metódicamente un descubrimiento de la realidad –la suya y la de los otros–, mientras confía al azar una parte controlada de esta realidad. El tema de la ausencia es fundamental en su obra.