Realizado en óleo sobre lienzo, la obra mide 59,6 x 44,6 cm y conserva el marco original del último cuarto del siglo XVIII. Ha sido fechado en torno a 1775, justo en el momento en que llega a Madrid. En él, Goya presenta la cara redonda y llena, y con entradas en el cabello sobre su amplia frente. Sus patillas son largas, a la moda de mediados de la década de 1770. Viste una casaca de abrigo o de invierno, de paño de lana pardo, que evidencia que la pintura se hizo en invierno.

Goya se retrató en actitud casi romántica, con una larga melena negra que cae sobre la espalda y hombros de manera intencional, en contraste con el fondo ocre oscuro de la pintura. La luz realza de forma magistral los rasgos faciales, con unos ojos muy expresivos, que transmiten una fuerte personalidad y una gran carga emotiva. El cabello lo pintó con pincel de finísimas cerdas, que dejan su huella a fin de sugerir el cabello. El retrato está resuelto con gran maestría y pulcritud, con la pintura estirada al modo mengsiano.

El cuadro estuvo durante el siglo XIX en Zaragoza, y perteneció a don Mariano de Ena y Valenzuela. En 1955 fue vendido a la primera marquesa de Zurgena, doña María del Carmen Silvela y Castelló, residente en Madrid. En 1961 se mostró en Madrid con motivo de la exposición Francisco de Goya. IV Centenario de la capitalidad, celebrada en el Casón del Buen Retiro.

Posteriormente pasó por herencia a Blanca Gómez-Acebo y Silvela, segunda marquesa de la villa de la Solana. En 1988 y 1989, cuando se contempló el lienzo en Madrid, Boston y Nueva York en la exposición Goya y el espíritu de la Ilustración, ya pertenecía a doña María Fernanda Méndez Nuñéz y Gómez-Acebo, condesa consorte de Elda e hija de la anterior propietaria. Finalmente, el 2 de abril de 1997 los condes de Elda lo vendieron a Ibercaja.

José Lázaro sentía una gran admiración por Francisco de Goya, prueba de ello es el importante número de obras del genial pintor aragonés que llegó a reunir: ocho pinturas (más otras dos atribuidas), primeras y segundas ediciones de las estampas, pruebas de estado, dibujos, e incluso cartas del pintor a su amigo Martín Zapater. Además dispuso que uno de los techos de su residencia, sede del actual Museo, tuviera por tema una apoteosis de Goya rodeado por sus modelos. Por este motivo la Fundación Lázaro Galdiano dedica una especial atención a la difusión de estas obras.

  • El Gobierno de Aragón y Fundación Ibercaja, en colaboración con Fundación Goya en Aragón y Centro Buñuel Calanda, organizan la exposición Goya y Buñuel. Los sueños de la razón, que puede visitarse hasta el 4 de marzo de 2018 en el Museo Lázaro Galdiano.